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20 septiembre 2012

Benetton muestra lo que los gobiernos ocultan


Por Humberto Acciarressi

Cada una de las campañas de Benetton son un escándalo en sí mismas. Desde el punto de vista publicitario no se les puede argumentar nada, ya que consigue el fin último de la publicidad: poner un producto en el tapete. Se le ha achacado utilizar imágenes escabrosas en lugar de las apolíneas figurillas de hombres y mujeres que "no existen". O mostrar en un mundo en el que la salud "se vende" en multitudinarias y bien pagas sesiones espirituales, los estragos que causan algunas enfermedades.

Ahora, Benetton (cuyas actividades económicas y financieras me interesan un bledo) vuelve a poner el dedo en la llaga con un asunto del que los gobiernos no quieren hablar. Y no hace falta irse a la convulsionada Europa o a la devastada América latina. Basta asomarte a la puerta de tu casa, acá en cualquier ciudad argentina. Efectivamente, ahora la firma italiana se metió con el desempleo. Claro que no vamos a esperar que gente alimentada intelectualmente con manuales gubernamentales entienda este asunto.

Pero lo cierto es que la campaña de Benetton (que busca al "Desempleado del año") en esto es mucho más eficaz que nuestro falseado INDEC. Hace unos días, un consultor del gobierno argentino dejó entrever que en el país "no trabaja el que no quiere". No debería extrañar, ya que se trata de un argumento que siempre esgrimió la derecha. Pero antes algunos lo disimulaban.

La empresa, en cambio, emitió un comunicado en el que señala: "Tenemos el objetivo de desmitificar que los que no trabajan es porque no quieren" y alertar sobre el hecho que "cerca de 100 mil ones de jóvenes de entre 15 y 29 años buscan trabajo en el mundo". Lo llamativo es que las críticas al uso comercial del drama del desempleo no se hicieron esperar. Y lo hacen esos para quienes la desocupación es un invento de los medios. El mundo del revés cantado por María Elena Walsh es un poroto al lado del triste argumento que esgrimen aquellos para quienes el problema es Benetton y no la desocupación.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)