La réplica de la escultura El pensador, de Auguste Rodin, ubicada en Plaza Lorea, a metros del Parlamento Nacional, es constante objeto de actos vandálicos, que a algunos les parecen pioladas y no son más que daños al divino botón. Para colmo, la obra (el original está en Paris) es una de las dos copias en bronce que hizo el propio Rodin. Fue traida al país en 1907 y en una época era motivo de orgullo, como tantas cosas en Buenos Aires. Cuántos giles sueltos en la ciudad.