“Machu Picchu se abre de pronto como un relámpago verde y gris (…) No hay monumento comparable en toda América. Nada semejante hizo el hombre antiguo americano que pueda acercarse siquiera a la grandeza y sobrehumana dimensión, material y moral de aquel conjunto (…) Hay que sentarse entonces en una piedra, a la sombra de un muro para pasear , con pasmo renovado, la mirada sobre aquel testimonio increíble, sobre aquella obra incomparable, sobre aquel escenario de sombras borradas y de dioses idos”
Arturo Uslar Pietri