Por Humberto Acciarressi
Este viernes, el sábado y el domingo, en el Teatro Astral (Corrientes 1639), la Compañía de Antonio Gades, con más de veinte artistas en escena, estará representando la obra "Carmen". Sin embargo, antes de avanzar más, es necesario recordar ciertas historias. Próspero Merimeé, famoso por novelas que hoy nadie lee pero que en el siglo XIX eran muy consideradas, tiene un aspecto de su vida de literato poco conocido: el de autor de unos interesantes artículos y libros de viajes por España, Turquía, Grecia y toda Francia (esta última su patria natal). Hacia 1830, este aventurero que coleccionaba anécdotas y algunas amantes, conoció a la malagueña María Manuela Kirpatrick, condesa de Montijo, y madre de Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia por su matrimonio con Napoleón III, y de Paca de Alba. Según cuentan la historia y las cartas que se enviaron entre Merimeé y la condesa, se sabe que una tarde, la mujer le contó al escritor la historia de un bandolero de Málaga que acuchilló a su amante por celos, en el marco de una lúgubre historia que hoy calificaríamos como violencia de género.
Con esa narración ocasional -de acuerdo a lo que le contó en una misiva a la condesa- casi dos décadas más tarde escribió una nouvelle o novela corta que tituló "Carmen", en la que apeló a conocimientos del mundo de los gitanos que había tomado de algunos libros, y que fue publicada en una revista en la que había firmas como las de Baudelaire, Dumas, Balzac y otros más tarde célebres autores. Para ser justos, hay que decir que la novelita estaba destinada al olvido y no tiene nada para competir con otras de la época. Sin embargo, el argumento -con algunas modificaciones y una música notable- le interesó a un extraordinario pianista, compositor y amante de los temas populares llamado George Bizet. Este francés que nació ocho años más tarde del encuentro entre Merimeé y la condesa de Montijo, murió a los 37 de un aneurisma y su última obra fue precisamente la ópera "Carmen".
Esta pieza hoy cèlebre fue estrenada el 3 de marzo de 1875, con cierto retraso dado que el tema de la traición, los celos y el crimen de la protagonista podían ofender a los espectadores. Bizet mismo estaba convencido del fracaso de la ópera y no tuvo la suerte de enterarse del éxito espectacular que obtuvo, dado que murió tres meses más tarde de un infarto. Desde entonces pasaron 140 años y la celebridad de la obra perduró intacta, en interpretaciones musicales famosas y hasta películas cómicas como la versión de 1943 de Luis César Amadori, con Niní Marshall como Carmen. Cuarenta años más tarde de este film, Carlos Saura y Antonio Gades guionaron la película dirigida por el primero, con música de Bizet y respetuosos añadidos de Paco de Lucía, y la actuación del propio bailaor y coreógrafo junto a la hermosa Laura del Sol, que allí hacía su estupendo debut.
Antes de fallecer en julio del 2004, Gades - que decía que "el flamenco es un extracto de fuego y de veneno"- fundó la Compañía que ahora está entre nosotros. La adaptación del bailarín junto a Saura, que podrá ser vista este fin de semana en el Astral, tiene lo mejor de la novela de Merimeé, de la ópera de Bizet y del torrente inagotable del flamenco que le aportaron quienes reversionaron la historia y la música. No es casual que el propio Gades dijera oportunamente que "a Carmen se la llevó Merimeé a Francia, pero nosotros la hemos vuelto a traer a España". Señalemos, también, que "Carmen" fue el primer fruto escénico de Gades y Carlos Saura, pero el tercero del bailarín, que ya había creado "Don Juan" y "Bodas de sangre".
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)