Africa ya no tiene más osos polares. Esto se debe a que murió Wang, un ejemplar de 28 años que era el único que habitaba ese continente. El animal padecía insuficiencia hepática y artritis crónica y debió ser sacrificado en lo que fue “una decisión muy difícil”, según las autoridades del Zoológico de Johannesburgo, donde Wang vivía desde 1986. A pesar de sus dolencias físicas, en los últimos meses, el oso polar había estado sufriendo por la pérdida de su compañera por 27 años, GeeBee, que murió en enero por causas naturales. Tal vez estamos ante una historia de amor.