Paul Burgoyne, rescatado de un naufragio cerca de la isla de Vancouver en 2012, pensó entonces que había perdido su cámara de fotos para siempre. Sin embargo no era así, ya que un equipo de estudiantes universitarios, que realizaban una inmersión de investigación cerca al lugar del naufragio, encontraron la máquina. El estado del aparato no era el mejor después de haber pasado dos años en el fondo del Océano Pacífico. Un oficial de seguridad de buceo en la expedición descubrió la tarjeta de memoria del dispositivo y decidió ver si podía recuperar lo que había dentro. La sorpresa fue enorme cuando se limpiaron los contactos de la tarjeta de memoria y las fotos se encontraban intactas.
