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30 diciembre 2013

En el Recoleta, lo que no se conocía de Bolaño


Por Humberto Acciarressi

Inaugurada hace un par de semanas, como ya señalamos, la muestra "Archivo Bolaño (1977-2003)" se mantendrá abierta hasta el 16 de febrero, con entrada gratuita, en el Centro Cultural Recoleta. Por primera vez en América -o para ser más explícito, por primera vez fuera de Barcelona- pueden verse cuadernos, papeles personales, la máquina de escribir, la computadora, dibujos y fotografías del autor de "Los detectives salvajes", fallecido hace una década. Escritor de culto de una generación, el chileno escribía de manera minuciosa cada una de sus obras, lo que puede advertirse en sus originales redactados a mano, con esquemas y dibujos que recreaban las tramas de sus historias, una antigua costumbre de los novelistas, hoy abandonada.

Una gran mayoría del material exhibido -incluyendo primeras ediciones y originales de revistas literarias que Bolaño editó siendo joven -era completamente desconocida, y ahora es difundida por Carolina López, su viuda y heredera, con quien tuvo dos hijos, Lautaro y Alejandro. Con amor póstumo (aunque el escritor vivió sus últimos días con otra pareja), la mujer guardó todas estas cosas, muchas de las cuales aún le recuerdan los momentos de infortunios padecidos en diferentes ciudades españolas y -a pesar de los premios recibidos por su obra más conocida- la estrechez económica que sufrió por la escasa venta de sus libros. En su Chile natal, donde casi no vivió y del que se mantuvo ausente durante 25 años, sus colegas le hicieron un vacío de una crueldad inusitada, debido en parte por las críticas del autor de "2666" a la literatura chilena y por considerar que "lo mejor era olvidarse de la patria". 

La exposición que ahora se puede disfrutar en el Centro Cultural Recoleta recoge 14.374 páginas con varios cientos de poemas, 27 cuentos y cuatro novelas inéditas. Para quienes conocen su obra y para aquellos que aún no la abordaron, la oportunidad que tienen en nuestra ciudad es realmente interesante. Es una forma de conocer los entretelones de la creación de este autor magistral, uno de los más importantes de los últimos años de Latinoamérica, muerto de una insuficiencia hepática mientras esperaba un trasplante que nunca llegó, posteriormente despedido con un discurso del editor Jorge Herralde y sus cenizas arrojadas al Mar Mediterráneo. Entre los ecos de su fama póstuma se encuentra esta exposición. Recién después de Buenos Aires, su primera parada, la muestra partirá rumbo a Madrid y Nueva York. 

(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)