Psy es millonario, saltó a la fama internacional en apenas una semana, es autor de un bodrio cósmico que sin embargo vieron millones de personas -lo que no habla muy bien de la humanidad-, y fue condecorado por hacer popular en el planeta a su barrio de Gangam, en Corea del Sur, cuyas autoridades también le dieron el reconocimiento cultural que no suele tributarse a un rapero, sino a un científico de altísimo nivel. Psy es todo eso y mucho más. Pero no es piola. Se creyó que tenía la sartén por el mango y ahora le echaron flit en su país y las autoridades censuraron su segundo tema.
Efectivamente, además de ser visitado por 200 millones de personas, su nuevo tema "Gentleman" les resultó a los censores ofensivo e inadecuado para los jóvenes. Estos coreanos son unos caídos del catre. Si les resulta inconveniente una escena en la que el cantante le pega una patada a un cono que dice "No estacionar" o que le pase la mano por la espalda a una chica que está haciendo gimnasia, o que haga chistes burdos salidos de un programa de humor berreta, mejor que se dediquen a rezar y a aspirar al Nirvana, ya que viven en un termo cultural. A Psy no hay que censurarlo. Basta con no mirarlo ni escucharlo.