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02 marzo 2013

El Parlamento de los insultos y el abismo posible

DIANA CONTI. AUTORA DE LAS FRASES "CRISTINA ETERNA" Y "SER EDUCADO NO SIRVE"
Por Humberto Acciarressi

Diana Conti es aquello que metafóricamente en la Argentina llamamos un pato criollo, ya sabés el por qué. Y se ha convertido, como muchos de sus colegas, en una piantavotos. En lo que atañe a su carrera política, esta abogada militó en el maoísta PCR, acompañó a Fernández Meijide en Buenos Aires, fue funcionaria de Fernando de la Rúa, senadora nacional por el Frepaso, se ofendía cuando le decían "peronista" y hoy es diputada ultrakirchnerista.

En algún momento de su vida pública -o tal vez antes- algún asesor de Conti debe haberle dicho que insultar, en la Argentina, da rédito. Y allí comenzó. El listado es largo. La misma mujer que ante Pepe Eliaschev dijo "yo no tengo problema de ser stalinista" y que postula, como en épocas faraónicas, "la reelección eterna" de Cristina Fernández, antes se ocultaba un poco. Ahora, la legisladora se jacta. Por ejemplo, luego de gritarle de todo en la Cámara Baja a la diputada del PRO Laura Alonso (que había sido tratada de "atorranta" por el "Cuervo" Andrés Larroque, a quién le contestó "Callate cagón, decímelo parado"), Conti reconoció: "Y también le grité marmota a (Alfonso) Prat Gay". En el recinto se trataba el acuerdo Irán-Argentina por el atentado a la AMIA.

Otro de los que intervino con gritos fue Carlos Kunkel, el mismo que en enero de 1974, siendo diputado, "renunció" al Justicialismo. Minutos antes, Juan Perón le había dicho: "El que no esté de acuerdo se va" y "en una semana se termina todo esto, porque formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato". Mama mía esta historia argentina, diría Mafalda. Se trata del mismo Kunkel a quien, en 2010, la diputada Graciela Camaño le pegó un bollo que le dejó la cabeza girando como la de Linda Blair en El exorcista.

Lo lamentable de esta historia de la que mencionamos apenas tres ejemplos, es que ocurre en el Parlamento, un ámbito en el que deberían reinar la mesura, el intercambio de ideas y la sana representación de los ciudadanos. Pero la propia Diana Conti dice que "ser bueno y educado no sirve para nada". En fin.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)