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17 enero 2013

Una joven estrelló contra un edificio un tren robado


Por Humberto Acciarressi

Su nombre aún no trascendió, pero los diarios suecos adelantaron que nació en 1990. Una piba. Trabajaba como empleada de limpieza para la compañía ferroviaria Arriva, muy cerca de los depósitos de la localidad de Nacka, al este de Estocolmo. Leer la escueta crónica lleva a pensar en "Trescientos millones", la obra de Roberto Arlt en la que una sirvienta, antes de suicidarse, deja correr su imaginación para borrar las tristezas cotidianas. El autor de "Los siete locos" había sacado el tema de un hecho real.

Ahora, en la lejana Suecia y vaya a saber uno sus motivos, esta chica -aprovechando la soledad de la madrugada- se subió a un tren, lo puso en marcha y comenzó una desaforada marcha rumbo a la nada. La policía dice que la empleada quiso frenar la formación, aunque no pudo. Muy por el contrario, la aceleró. Y a tal punto que el tren pasó la estación terminal de Saltsjöbaden y descarriló con tan mala suerte que se estrelló contra un edificio donde dormían tres familias.

Los servicios de rescate tardaron unas horas en sacar a la joven, que gravemente herida fue trasladada en helicóptero a un hospital. También verificaron que ninguno de los aterrorizados vecinos había sufrido heridas. "Es increíble que no se haya producido un accidente más grave", declaró al diario "Aftonbladet" un portavoz policial. La joven -doméstica tercerizada por la empresa ferroviaria- permanece hospitalizada, aunque arrestada, acusada de poner en peligro a la ciudadanía.

Más tarde, como suele ocurrir, todo el mundo comenzó a opinar sobre el tema ¿Está loca?, ¿la dejó el novio?, ¿quería suicidarse aparatosamente? Uno de los vecinos del edificio creyó que un avión había caído sobre la casa. La firma comunicó que la mujer "es una ladrona de trenes" -lo cual produce risa- y que tomará medidas para cuidar la seguridad de máquinas y pasajeros. Como curiosidad, unas horas más tarde de este episodio, casi un centenar de autos chocaron entre sí, con varias víctimas fatales. Lástima que Roberto Arlt esté muerto.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)