Los ardides para venderte más en los tiempos modernos no se agotan. Más aún, los recursos de la vieja publicidad parecen juegos de chicos al lado de las nuevas técnicas para enganchar a los giles que merodean los comercios. Ahora, en el límite del juego limpio y el delito, ya está entre nosotros "el maniquí inteligente", un engendro semirobótico que tiene dentro una cámara que registra y analiza desde tu cuerpo hasta tus gustos. Su nombre es Eye See Mannequin y es biodegradable.
Este tipejo con veleidades de androide se agazapa en la vidriera del comercio, junto a los tradicionales y estúpidos maniquíes de siempre, y cuando vos estás relojeando los sacos, las camisas, las corbatas y los calzoncillos ubicados estratégicamente, el robotito escanea tus movimientos y tus reacciones. No contento con eso, el "muñe" confecciona tu perfil por edad, raza, gustos y vaya a saber uno qué otras cosas. Esta porquería fue diseñada en Europa, pero ya había un antecedente argentino: el Kimetic.
Quienes inventaron este maniquí inteligente han leído poca ciencia ficción. Es evidente que el próximo paso será que el androide te visite en tu casa y ante tu resistencia te mate. Eso lo sabe cualquier escritor de cuarta. La secuencia lógica indica que después del crimen, el muñeco vuelva a su vidriera, en donde ningún detective de homicidios va a buscar a tu asesino. Otra variante es que se mimetice con vos y se enamore de tu chica. Hay argumentos similares en todo film clase B.
Personalmente me enrolo en cualquier tipo de acción directa que sirva para acabar con estos maniquíes. Desde surtirlos a trompadas en la misma vidriera, hasta transformarlos en despojos de materiales biodegradables. Me reservo, por cuestiones de horarios de protección al menor, las cosas que podría hacer -pensando en sus inventores- con la cámara y el escaner del androide. Eso sin contar con las acciones legales. Y no quiero imaginar al maniquí, tan bien torneadito, en la celda de un penal de máxima seguridad.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)