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22 octubre 2012

La Venus de Viena, misterio en el subte


Por Humberto Acciarressi

No es el posmoderno Anonymous, ni el viejo y perimido Zorro. Pero en apenas unos días se convirtió en la desconocida más famosa del planeta. Pero no es una anónima cualquiera, sino que es bella, se pasea por el subte austríaco vestida sólo con unas botas de cuero y nadie sabe quién es porque desaparece con la velocidad de Batman. Ante la necesidad de los seres humanos de poner nombres, ya es mundialmente conocida como La Venus de Viena.

La primera vez que apareció entre los asientos del subterráneo, algunos pasajeros atónitos apenas alcanzaron a sacarle fotos con sus celulares. En un par de días, sus curvas ya estaba dando vuelta el planeta por la autopista informática. Aunque las imágenes son de mala calidad, la Lady Godiva sin caballo tiene un lindo cuerpo y se alcanza a distinguir que es bastante bella. En eso, además, coinciden los pasajeros que se cruzaron con ella.

Lo más interesante es que la Venus de Viena -según cuentan - aparece siempre en el mismo vagón, aunque no siempre a la misma hora. Nadie, hasta el momento, sugirió la posibilidad de un fantasma u otro fenómeno paranormal. Lo cierto es que en las fotos sale. Y todavía ningún vidente se interesó en el caso. Lo que sí es un hecho es que varios diarios ya comenzaron a realizar ofertas, una especie de "Se busca viva o viva", a los pasajeros que puedan brindar datos sobre la misteriosa mujer. Alguien comentó que les va a resultar difícil, ya que la lady es esquiva y, además, tiene encantos para frenar cualquier cosa que no quiera que ocurra.

Algún editor se dio cuenta de esto y ya ofreció, si se presenta ella misma, con hacerle una sesión de fotos completa y no precisamente con celulares. Hay buena plata de por medio, pese a lo cual la joven aún permanece en el anonimato. Nadie puede imaginarse que lo único que le interese sea pasearse desnuda entre los pasajeros. Se habla de publicidad encubierta, de una piantada simpática, de una artista en busca de fama. Hasta el momento sólo es la Venus de Viena.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)