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01 agosto 2012

Víctor Hugo, veleta cósmica al servicio K


Por Humberto Acciarressi

Cualquiera que se de una vuelta por You Tube podrá encontrar, no uno, sino varios videos en los que el periodista uruguayo Víctor Hugo Morales sostiene, con énfasis, críticas tremendas contra el matrimonio Kirchner, el "modelo" y los reiterados ataques al periodismo que caracterizan a la presidente de la Nación y a sus chupamedias más entusiastas. Algunos, con más años, ya conocían esa habilidad del relator de dar vuelta en el aire según sopla el viento.

Cuando Diego Bonadeo lo llama "el oráculo de Cardona", expresa que lo desprecia y sostiene que Víctor Hugo "tiene cientos de miles de razones" para haberse hecho kirchnerista en los últimos tiempos, no hace más que hacerse cargo de algo que muchos no se animan a decir. O no se animaban públicamente, hasta que Jorge Lanata silenció a los seguidores del oriental, que ya no saben cómo defenderlo, sino con agresiones y frases hechas.

Las relaciones de Víctor Hugo Morales con la dictadura uruguaya, bien conocidas en su país donde es muy poco querido, hay que ponerlas en un contexto más amplio: el del Plan Cóndor, que hacía interactuar a los genocidas argentinos con los del país de Morales, para torturar y matar opositores. En esta historia hay varios méritos. Uno el de los periodistas Leonardo Haberkorn y Luciano Alvarez, autores de "Relato oculto, las desmemorias de Víctor Hugo Morales". Luego, claro, el de la revista "Noticias", como en sus mejores épocas, contando en detalle esta historia.

Y otro acierto fue el de Lanata al poner el audio en el que, en plena dictadura, el periodista más desprestigiado del momento alababa la figura de uno de los jefes del entonces Batallón Florida, la ESMA del Uruguay según ex tupamaros. Allí jugaba al futbol Morales y pedía "aplausos para el asador" ¿Cómo responde Víctor Hugo? Confesando sin confesar y atacando a Lanata, cruelmente, por su enfermedad. O diciendo que lo que dicen es el "típico ataque de la derecha". No es así. La derecha no ataca a los suyos y menos cuando se disfrazan de progresistas.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)