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22 agosto 2012

¿No te sobra un pe´ pá la nafta del avión?


Por Humberto Acciarressi

Algo absurdo, pero lo que se dice absurdo, puede pasarte... en cualquier lado. Aunque es más llamativo si sos un pasajero de Air France, estás leyendo o mirando por la ventanilla mientras el avión carga nafta, y de golpe aparece el comandante de la nave y te pide plata para pagar el combustible. Plop.

Este delirio aeronáutico ocurrió cuando un avión aterrizó en el aeropuerto de Damasco para cargar nafta y los expendedores de la terminal le dijeron al capitán de a bordo que no se aceptaban pagos con tarjetas de crédito. Hubo unos intercambios verbales, pero tampoco era cuestión de hacerse el loco con la policía aeronáutica siria, pertrechada con muy modernas armas de guerra. Los responsables del avión de Air France se enfrentaron a una disyuntiva: o se quedaban a vivir en la terminal como Tom Hanks o apelaban a un recurso extremo. Esto fue lo que hicieron.

Con un poco de vergüenza, el comandante de a bordo tomó el micrófono e hizo el pedido: "Muchachos, ¿no les sobra un pe´ pa la nafta del bondi? (traducción del pedido realizado en francés e inglés). Informados del inconveniente, los pasajeros hicieron una vaquita, la nafta pudo pagarse y el avión siguió su curso a Beirut, destino al que no habían podido acceder antes por los conflictos en la capital libanesa.Guarda que no es la primera vez que ocurre.

Hace poco, un avión de la austríaca Comtel Air con destino a Birmingham, Inglaterra, quedó varado en Austria. E igualmente las autoridades del aeropuerto de Viena no aceptaron el pago del combustible con tarjeta de crédito. Si la nave quería llegar a destino, alguien tenía que poner, uno sobre otro, 31 mil dólares. Poniendo estaba la gansa, dijo el capitán. Y los pasajeros juntaron la guita para llegar a Gran Bretaña. Lo lindo es que los que no tenían plata fueron escoltados hasta cajeros automáticos. Un papelón. Para finalizar. Que nada parecido a esto ocurra acá, porque no bien alguien saque un dólar de su bolsillo ya tendrá un sabueso de la AFIP mordiéndole el cuello. Y entonces sí, agarrate Catalina.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)