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01 febrero 2012

La vampiresa y el caníbal: un loco amor

Por Humberto Acciarressi

En Suecia pasan cosas raras. Especialmente en los psiquiátricos. Una interna, Michelle Gustafsson, apenas tiene 23 años. En el 2010 la detuvieron e internaron luego de que apuñalara a un padre de cuatro hijos. Ella expresó durante el juicio que no recordaba nada, pero en medio del proceso alguien encontró su blog, en donde amenazaba con cortarle la garganta a los pasajeros del subte de Estocolmo. Para que los internautas creyeran el desafío, Michelle posaba con un atuendo de vampiresa, con sangre en la boca y una sierra eléctrica en la mano. A esta chiflada con todos los tornillos fueras de sitio la condenaron y recluyeron en un hospicio. La prensa la apodó "La mujer vampiro".

Unos meses más tarde, un sujeto de 33 años llamado Isakin Jonsson, fue condenado por matar a su ex novia Helle Christensen, con la que tenía cuatro hijos. No contento con eso, cual nuevo Hannibal Lecter, se comió varios trozos de su víctima. De allí a que lo apodaran "El caníbal de Skara" -ciudad en la que vivía- había un solo paso. De acuerdo a lo que señala el diario sueco "Expressen", la relación entre estos dos monstruos nació detrás de las barras del hospital psiquiátrico "Karsuddens", en Katrineholm, donde actualmente residen.

Lo loco es que se conocieron chateando, lo cual confirmaría eso de que "Dios los cría y ellos se juntan"(después dicen que chatear no es peligroso). El asunto es que, como si se tratara de dos chicos que se comportaron mal en el recreo, el caníbal y la vampiresa confesaron al mundo su amor recíproco. Incluso hay quienes se emocionaron cuando el homicida manifestó: "Amo a Michelle. Me gustaría empezar una nueva vida lejos del crimen. Queremos irnos a vivir juntos y casarnos, criar perros y dedicarnos a los piercing y los tatuajes". El único problema es que los médicos tiene que dejar pasar por lo menos una década para verificar si podrían llevar una vida normal. Mientras, cada uno está en su jaula y sería aconsejable que nadie se acerque a ellas.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)