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27 noviembre 2011

Con un travesti, Samoa por fin ganó

Por Humberto Acciarressi 

El equipo de futbol de Samoa Americana cuenta con un récord bastante negativo: figura en el último lugar de la clasificación de la FIFA. Y te juro que no es para menos, aunque en los pagos samoanos se le de más importancia a otros deportes. Algunos números bastan para explicar las características de un equipo cuyos hinchas siempre que van a la cancha saben que van a perder. Es decir, un conjunto de masoquistas. Tuvo treinta derrotas consecutivas a nivel internacional, Australia le pegó una paliza histórica 31 a 0, le han hecho 220 goles y sólo tiene 12 a favor. Peor imposible. Sin embargo, ahora dio el batacazo.Y no fue una sorpresa común. Ganó el primer partido de su historia (2 a 1 a Tonga, por las eliminatorias para el Mundial de Brasil), contando en sus filas con un travesti llamado Johnny Saelua, de 23 años. La jugadora, por la cultura polinésica donde el caso es muy común, es considerada mujer aunque haya nacido hombre. Lava, plancha, cocina, se reúne con las otras chicas. Y según ella misma dice, existe un respeto mutuo inalterable. 

Como una de las marcadoras centrales de su equipo, Saelua tuvo una actuación destacada, en un partido hecho a su medida, ya que fue muy trabado, que es la forma en la que le gusta jugar. Tal vez su sueño sea moverla en el Palermo italiano y vestir la camiseta rosada, pero por ahora ya se mentalizó con clasificar para la siguiente ronda de Oceanía. Por su lado, el técnico samoano sostuvo muy suelto de cuerpo: "Siento que ahora el mundo sabe algo más acerca de esta pequeña nación, y le tiene un poco más de respeto. Y eso jugando con una mujer". Un verdadero iluso. Lo que sí es cierto es que los jugadores ahora irán a la cancha con la mente puesta en cumplir un buen papel, cuando hasta hace dos días la idea era no comerse más de diez goles. Y a lo mejor se produce el milagro, Samoa llega a Brasil, y Johnny se convierte en la nueva Larissa Riquelme de un Mundial. Sin dudas tendría muchos más méritos que la paraguayita. 

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)