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28 octubre 2011

Los que facturan después de muertos

Por Humberto Acciarressi

Llegar a fin de mes dignamente ya es un problema serio para millones de personas en el mundo. Ni hablar de aquellos que ni siquiera arriban al día 2, porque las condiciones en las que viven son peores a las de los miserables en la Edad Media. Pero este mundo es tan complejo e inequitativo, que hay muertos que siguen ganando más dinero del que millones siquiera pueden soñar. La revista Forbes (en la antípodas de "Hecho en Buenos Aires") acaba de publicar que las tres personas que residen en sendas bóvedas y que más plata han recaudado en el último año, son el inefable Michael Jakcson, a los que hay que sumar Elvis Presley y Marilyn Monroe.

Jackson, para dar un ejemplo, sumó a sus arcas bancarias la suma de 170 millones de dólares. Caso curioso el de Elvis, que 34 años después de su muerte ganó en los últimos doce meses nada menos que 55 millones de dólares. Y Marilyn Monroe, a casi medio siglo de su suicidio (o asesinato, según el biógrafo), embolsó 27 millones de verdes. Y la gran ventaja que tienen es que, al estar muertos, no tienen que enfrentar al fisco, ni a los mangueros que los rodearon en vida. Y un dato que no es menor: no tienen gastos, ya sean cenas en lugares exóticos o viajes a sitios paradisíacos.

En cierto sentido, justo los tres que encabezan el listado no fueron las personas más felices del mundo del espectáculo. Al más "normal", Elvis, le encontraron durante la autopsia restos de 19.000 dosis de una veintena de medicamentos. De Marilyn y Michael mejor no hablar. Y eso que plata y fama no le faltó a ninguno de ellos, lo cual parece favorecer la teoría de los resentidos, aquella que sostiene que el dinero no hace la felicidad. En el caso de estos muertos ilustres es cierto, pero ahora ya ni siquiera un día de campo les causa felicidad, sencillamente porque nadie salvo un espiritista los invitaría. Obviamente no son los únicos mencionados por Forbes, pero para evitarte dolores de cabeza los dejamos acá. Y preparate que en un rato entrás en el laburo.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)