La creciente actividad del volcán Hudson, ubicado a 1600 kilómetros de Santiago de Chile, aumenta la preocupación de los vulcanólogos. Y la mía ni te cuento. Todos, en ambos lados de la cordillera, recuerdan el siniestro que ocasionó la erupción de 1991, con daños y pérdidas millonarias en la agricultura y la ganadería. Yo ya me estoy comprando una máscara, porque la ceniza -y eso que Buenos Aires está lejos- me tiene podrido. Ya bastante teníamos con la del volcán Puyehue.