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05 mayo 2011

El chimpancé no es inimputable

Por Humberto Acciarressi

El chimpancé piensa. Ese simio tan desagradable -sostiene un estudio- tiene conciencia de sí mismo. Honestamente yo creía que eso ya estaba probado, pero parece que no. Lo concreto es que ese mono que todos elogian pero que nadie tendría en su casa sin partirle un botellazo en la cabeza, posee la facultad de anticipar los efectos de sus propias acciones. Hablando en términos legales, no es inimputable. Si liquida a alguien como en "Los crímenes de la calle Morgue", va en cana. Y no al zoológico sino a la cárcel de Batán, ya que meterlo entre animales sería una tortura para un ser tan inteligente.

Una de las claves del estudio fue descubrir que el simio puede reconocerse en un espejo. Uno de los detalles relevantes de esa prueba es pintarles una mancha en el cuerpo que no pueden verse si no es en un espejo, y luego verificar si intentan borrársela. Si vos pasás la prueba cuando te le acercás con un marcador y el mono no te estampa de una piña contra la pared, podrás comprobar lo mencionado anteriormente ¿Vale señalar que conozco gente que no pasaría la prueba del espejo? Y hablo de personas reales, no de Homero Simpson. Pero te aseguro que el test cognitivo no es para cualquiera. Aplausos, entonces, para el chimpancé.

La investigación hace hincapié en otro asunto no menor: el chimpancé, gracias a este don, es capaz de deducir en un juego que él es el que controla la situación. Con esto no queremos decir que un mono podría haber ganado Gran Hermano, pero no podemos erradicar esa idea de plano. Sobre todo si consideramos las pruebas que les hicieron dentro de la casa a los participantes. Hay quienes se han sobresaltado ante los resultados del estudio. Para un grupo de científicos japoneses los resultados son concluyentes: estos bichos asquerosos tienen conciencia de sí mismos. En cualquier momento se cumple la profecía de "El planeta de los simios". Si esta noche ves a alguien saltando la reja del zoológico armado hasta los dientes, mirá para otro lado.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)