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04 enero 2011

Sandro ya era un mito cuando murió


Por Humberto Acciarressi

Técnicamente, Roberto Sánchez, Sandro, Sandro de América, ya era un mito antes de su muerte ocurrida hoy hace un año. A diferencia de otros artistas populares, desde mucho tiempo atrás se sabía que ese hombre que había atravesado varias generaciones exitosamente y que provocaba escenas de histeria entre sus "nenas" (muchas de las cuales ya pintaban canas), tenía su vida en una cuenta de vencimiento a corto plazo. A diferencia de Gardel, Julio Sosa, Gilda (por nombrar al azar algunos muertos en accidentes), el mito de Sandro se fue amasando de a poco y se lo lloraba antes de su muerte. Un caso similar, más parecido de lo que puede creerse, fue el de Luca Prodan. La diferencia sería que mientras al líder de Sumo lo seguían unos pocos, Sandro convocaba multitudes en los escenarios y en los sanatorios donde lo internaban.

Así como el Gitano había nacido en el rock pélvico de Elvis y luego se fue volcando hacia la canción más abolerada, en la década del ochenta obtuvo el reconocimiento de los más jóvenes. Charly García, Pedro Aznar y Gieco estuvieron entre los que invitaron al Gitano a participar en sus grabaciones, y en un disco homenaje tocaron, entre otros, Divididos, Attaque 77, los Cadillacs o la Bersuit. Pero donde realmente aún vive Sandro es entre sus "chicas", especie de guardia imperial que se encarga de avivar su música con esas anécdotas que enriquecen -e incluso completan- a todos nuestros mitos populares.

(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)