Que los coleccionistas (y yo mismo algunas cosas colecciono) son medio chiflados, de eso no hay dudas. Pero entre ellos se destacan particularmente los que compran objetos de arte no tradicionales. Por ejemplo, el ex embajador de Suiza en China, Uli Sigg, adquirió por 45.000 dólares una réplica de la Venus de Milo realizada con... ¡¡¡excrementos de oso panda!!!. La obra fue realizada por chicos de Sichúan, región santuario de este bicho tan simpático, bajo la conducción de un escultor bastante famoso: Zhu Cheng. Muchas personas, incluyendo el comprador, dicen que el olor de la estatua es agradable. Hay gustos para todos, dijo un tipo mientras metía la cabeza en el inodoro.