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31 marzo 2010

Lewis Carroll más un portfolio de conejos


"Alicia no sufrió el menor daño y se levantó de un salto. Miró hacia arriba, pero todo estaba oscuro. Ante ella se abría otro largo pasadizo, y alcanzó a ver al Conejo Blanco, que se alejaba a toda prisa. No había momento que perder, y Alicia, sin vacilar, echó a correr como el viento, y llego justo a tiempo para oírle decir, mientras doblaba un recodo:
- ¡Válganme mis orejas y bigotes, qué tarde se me está haciendo!"
Lewis Carroll