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Amiga: ya podemos comunicarte que si tu trasero parece el de la mulatona, tu cadera la de un cetáceo y la carne de tus muslos alcanza para alimentar a todo un barrio de Calcuta, ya no tenés que lamentarte. Es cierto: estuviste -dietas mediante- conspirando y mucho contra tu salud. La culpa no sirve de nada, de manera que a seguir adelante sin tanto producto light.Ahora, investigadores británicos (últimamente estamos comenzado a dudar de la existencia de alguna otra actividad en Gran Bretaña que no sea la investigación), aseguran que los kilos extra y la acumulación de grasa en las nalgas, los muslos y la cadera le hacen fenómeno al metabolismo y a las enfermedades cardiacas. De cualquier forma, antes de comenzar a ingerir hidratos a lo bestia y convertirte en la hermana terrestre de Moby Dick, consultá a tu médico.
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(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)