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09 noviembre 2009

Yoko Ono: antes y después de Lennon

Ser ONO ser

Por Humberto Acciarressi

Hace cuarenta años era, salvo honrosas excepciones, una de las mujeres más odiadas del mundo. Aún hoy sigue sin caer simpática a muchos, aunque el alejamiento de las luminarias y el paso del tiempo serenaron los ánimos. De todas formas, todavía no se le hace justicia a su obra y Yoko Ono, para todo el mundo, es sólo la viuda rica de John Lennon. Hace cuatro décadas, en 1969, grabó con su flamante marido (se habían casado en Gibraltar) uno de los temas emblemáticos de aquellos años, "Give peace a change". Yoko Ono irritaba a los seguidores de los Beatles y, para los belicistas de todo el mundo, ellla y su marido eran un dúo demasiado peligroso por la repercusión de sus actos.

Lo que pocos sabían entonces era que Yoko Ono, esa japonesa que acompañaba silenciosamente a Lennon, con un perfil tan bajo que hasta su presencia en los documentales de la época resultaba un poco incómoda, era una artista experimental con una importante trayectoria. Y dueña de una originalidad que la había llevado del grupo vanguardista ¨Fluxo¨ (que tenía por objeto fundir el arte en la realidad; hacerlo meter los pies en el barro de lo cotidiano) hasta el desarrollo de esa "no-composición" que era la música imaginaria para ser degustada por gente que "la escuchaba" con su pensamiento. En ese terreno de los postulados, se la puede considerar como una gran exponente del arte conceptual. Eso sin contar que el punk tiene en ella, uno de sus antecedentes más notorios.

Yoko Ono es, además, la autora de un libro con textos y dibujos suyos, hoy apenas recordado aunque fue un ícono de aquellos años. Se trata de ¨Grapefruit¨ (Pomelo), de cuya primera edición limitada de 500 ejemplares en Tokio por Munternaum Press se cumplen 45 años. Los escritos que componían aquella tirada de 1964 son brillantes; de una profundidad oriental en envase para espiritus occidentales.

En 1970 se hizo la segunda edición ampliada con otros textos y más dibujos, y el añadido del prólogo más conciso y cariñoso que yo recuerde: ¨¡Hola! Me llamo John Lennon. Quiero presentarles a Yoko Ono¨. Y lo que queda claro en ese libro es que si Yoko Ono cambió la historia musical con su irrupción en la vida de John Lennon, y por caracter transitivo en la de cada uno de los otros Beatles, los fab four no le cambiaron mucho a ella, que siguió apegada a la experimentación, y a una forma de rondar el arte muy fiel a sus orígenes. Eso puede verse en sus múltiples películas (una veintena, entre ellas "Fly") y discos varios, desde tiempos aún más remotos a aquellos en los que grabó con John las placas Two Virgins, Life with the Lions, Wedding album, Live Peace in Toronto (de 1969 con Lennon, Eric Clapton, Klaus Voormann y Alan White, futuro batero de Yes) y naturalmente Plastic Ono Band.


Mientras en Estados Unidos era publicada la edición de 1970 de "Pomelo", en septiembre de ese mismo año Ediciones de la Flor, gracias al siempre visionario Daniel Divinsky, hacía lo propio en la Argentina.Un lujo para aquellos años (como tantos otros, hoy prácticamente inhallables) y que en este momento tengo la suerte de haber encontrado en mi biblioteca. La tapa de aquella edición local estaba realizada por Oscar Smöje y la traducción de la obra de Yoko Ono la tuvo a su cargo Susana ¨Piri¨Lugones. La nieta de don Leopoldo había sido una de las parejas de Rodolfo Walsh en los 60 y posteriormente corrió la misma suerte que él, al ser secuestrada durante la última dictadura militar. Pero eso es otra historia.

Después de la muerte de John, Ono fue destrozada por la crítica en cada ocasión en la que presentó algo nuevo. Ahora acaba de anunciar que donará parte de los derechos de "Give peace a change" a la ONU. "Hagamos algo por la paz, sin importar cuán pequeño sea el gesto", dijo. Pasan los años y Yoko sigue en la brecha. Genio y figura hasta la sepultura.

(Publicado en el suplemento de música "Te Suena", de La Razón, de Buenos Aires)