Páginas

23 octubre 2009

La superioridad de Pedro Picapiedras


Por Humberto Acciarressi

Que los tiempos modernos hacen que el hombre se sienta cada vez peor física y psíquicamente, es un hecho cuyas causas exceden esta columna y el intelecto de quien escribe. Hace unos días nomás, un estudio japonés concluyó que los chimpancés (esos monos repugnantes) son más...¡altruistas!...que nosotros. ¡Cómo no sentirse mal!.

Ahora, en la misma senda de entronizar a los delfines, un antropólogo (Peter MacAllister para más datos) sentenció que el ser humano actual "es el más débil y digno de lástima" de la cadena evolutiva. Y dijo cosas que si te agarran con la autoestima de Kafka, comenzás a mirar con cariño la punta del Obelisco y agradecer la ausencia de alas. Ejemplos: cualquier aborigen australiano de hace 20 mil años le habría ganado fácilmente una carrera a Usain Bolt - que en los últimos Juegos alcanzó los 42 km/h- y una mujer neandertal hubiera derrotado en una pulseada a Schwarzenegger.


El antropólogo aclara que con buenas zapatillas y entrenamiento, aquel energúmeno hubiera superado largamente esa marca. ¡Qué vivo! "Si mi abuela hubiera tenido...". Está bien: nos mata el resentimiento, ya que físicamente, aparentemente, era superior a nosotros. Su edad promedio de vida era de unos meses; si se paraba a respirar se lo comía un león; y para hacer un fueguito debía estar dos días raspando una piedra, pero tampoco hay que ser tan dramáticos. Y mucho menos con gente que corría tan bien.

(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)