No deben ser muchos quienes no odien con entusiasmo al Correcaminos. Sospecho que, como yo, millones de espectadores sueñan con el día cuando el Coyote logre capturar a este pajarraco insoportable y lo pase a mejor vida en una parrilla bien encendida. Si en el universo de los comics existiera un poco de justicia, una última cena debería ser el final feliz esperado por millones de personas. Y por cierto, de esa forma también nos libraríamos - junto al Coyote - del intolerable y burlón bip-bip de ser tan despreciable.