Hay una noticia más desopilante que la del cura brasileño que se ató a miles de globos para batir un record Guinness y se perdió en el aire el domingo pasado. Y esa noticia es que suspendieron la búsqueda. ¿Pero qué esperaban?, ¿encontrarlo colgando de una nube?, ¿o viajando a ras de las olas rumbo a las costas africanas?, ¿o suspendido en el aire como en una estampita? Lástima que no voy a estar vivo cuando la Iglesia, a pedido de los compatriotas del cura Adelir Antonio de Carli, lo declare santo, más precisamente San Pelotudo.