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Atenti desalmados. Ustedes que saborean, se relamen y encima se chupan los dedos como cuando Homero se comió a su amigo Tenazas, sepan que las langostas sufren. Más concretamente, según un estudio científico,
"las gambas y otros crustáceos experimentan dolor cuando acaban en el puchero o la sartén, contrariamente a lo que pensaban algunos expertos". La nota se publicó originalmente en el "New Scientist" y lo reprodujo, entre otros, "El País".
Acá lea el artículo completo, que no tiene desperdicio. Y si le quedan ganas de comer langosta, usted es un asco de persona. (¡Langosta!...ñam, ñam) .