Esta historia tiene varios meses. Se inició, en agosto o septiembre de 2006, en el lago Münster, de Alemania. Petra, un cisne negro, se enamoró de un barco a pedales con forma de cisne gigante y desde entonces no se ha separado de su amor imposible. La tierna y sensible criaturita de Dios, incluso se negó a abandonar a su "novia" durante el invierno europeo, y la acompañó cuando el barquito de marras fue llevado al zoo de la localidad alemana. Ahora están de vuelta en el lago donde comenzó el romance. Y como viene la mano, no sería extraño que haya boda. Otra que el patito feo.