Por Humberto Acciarressi
Andaba con el destino extraviado
Eran tan leves sus creencias
que el alma le pesaba toneladas
Era más memoria que futuro
y la oquedad y el desatino
le entretenían el presente
Estaba en el costado de la ruta,
donde la banquina presagia el abismo,
a una eternidad de las caricias
Se desdibujaba en la mirada de los otros,
perdía consistencia, se hacía sutil
Entre los autos había olor a cólera,
ardía el asfalto, subía el dolor
Y era tan permeable a esas tormentas
que el agua lo mojaba desde adentro.
(Del libro de poemas "Nosotros, sobrevivientes")