Páginas
- EL DIRECTOR
- PAGINA PRINCIPAL
- ARTICULOS
- Afiches
- Afiches de cine
- Argentina
- Artes
- Buenos Aires
- Barrios
- Bélicas
- Bizarro
- Cine
- Circo
- Comics
- Fotografos
- Gastronomía
- Gifs
- Ilustraciones
- Inventos
- Juegos
- Libros
- Literatura
- Medicina
- Moda
- Museos
- Música
- Periodismo
- Poesias
- Policiales
- Publicidad
- Records
- Redes sociales
- Revistas
- River Plate
- Robots
- Teatro
- Television
- The Beatles
- Tragedias
- Transportes
- Universo
- Urbanismo
- Zoologia
Mostrando las entradas con la etiqueta Vampiros. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Vampiros. Mostrar todas las entradas
24 noviembre 2024
06 febrero 2023
10 octubre 2016
29 abril 2016
A 85 años del "Drácula" de Bela Lugosi
Por Humberto Acciarressi
Desde "Nosferatu el Vampiro" de F.W. Murnau de 1922 hasta la reciente "Drácula, la leyenda jamás contada" de Gary Shore, el conde de Transilvania ha merecido más de 160 películas. Así se han visto desde obras maestras como "Nosferatu" de Werner Herzog o el "Drácula de Bram Stoker" de Francis Ford Coppola, pasando por brillantes comedias como "Drácula, un muerto muy contento y feliz" de Mel Brooks, "Abbott y Costello contra Frankestein" (con Bela Lugosi en el papel del conde mítico) o "El baile de los vampiros" de Roman Polanski, o algunas con una estética gótica y futurista, u otras sugestiva y poéticamente metafísicas como "El ansia" (con Catherine Deneuve, David Bowie y Susan Sarandon), hasta bizarradas imposibles de olvidar como la mayoría de las referencias fílmicas al señor de los Cárpatos. Tal vez la más icónica haya sido el "Drácula" de Tod Browning, que estaba reservado para Lon Chaney, pero la muerte de éste le abrió la puerta de la posteridad a Bela Lugosi.
Del estreno de esta última película ocurrido en 1931 han pasado 85 años y mucha sangre ha corrido por los colmillos cinematográficos. Ya nos hemos ocupado de Bela Lugosi, pero personaje tan atrapante merece que se recuerden algunos datos sobre su vida y su muerte, casi tan trágicos como la gran novela de Bram Stoker. Puede señalarse en pocas líneas que nació en Hungría, peleó en la Primera Guerra Mundial, fue actor en Europa e interpretó -entre otros- al seductor italiano Giácomo Casanova, además de trabajar en obras de Ibsen, Shakespeare, Oscar Wilde y Shaw. Viajó a los Estados Unidos sin saber el idioma y dejó el teatro clásico para ser el Hombre Lobo, un zombie, monstruos varios y naturalmente Drácula. Eso en la ficción. En la vida real, se convirtió en un drogadicto irrecuperable, excelentemente ilustrado por Tim Burton en su película "Ed Wood", basada en el conocido como "el peor director de la historia".
En medio de sus dramas, los publicistas de Bela lo obligaban a vestirse de vampiro para ir a las fiestas de Hollywood y habitar un castillo que era una réplica del de los Cárpatos. Entre la droga -sobre todo la morfina- y esa irrealidad, Lugosi se volvió completa y radicalmente loco. Sin que le importara demasiado a nadie, el actor fue a parar a un neuropsiquiátrico. Cuando le dieron el alta retornó a su casa para ofrecer reportajes recostado dentro de un ataúd, lo que entre otras cuestiones nos permite inferir que el tratamiento no fue el mejor. Bela Lugosi murió en agosto de 1956 y contrariamente a lo que se dijo en su momento, el fallecimiento se debió a un infarto y no a una estaca, aunque esto último parezca un chiste. Como para hacer más desgraciada su historia, el húngaro fue velado con su capa y con ella también fue incinerado. Finalizo con un dato que se dio por cierto durante años: es falso que decenas de murciélagos hayan volado sobre la casa funeraria en tan triste momento.
(Publicado en el diario "La Razón" de Buenos Aires)
13 febrero 2016
22 enero 2016
20 octubre 2015
24 septiembre 2015
21 julio 2015
La cabeza de Murnau y la "maldición" de Nosferatu
Por Humberto Acciarressi
Cuando a fines de la década del 70 Werner Herzog dirigió la estupenda remake de "Nosferatu" (con las actuaciones memorables de su actor fetiche Klaus Kinski, la hermosísima Isabelle Adjani y Bruno Ganz), no sólo rindió un merecido homenaje a Murnau, sino que reflotó públicamente la primera versión cinematográfica que intentó una aproximación al libro "Drácula" de Bram Stoker. Es verdad que entre un film y el otro, e incluso más acá en el tiempo, se filmaron otras aproximaciones a la "no vida" del conde de Transilvania y sus insaciables gustos por la sangre, Pero no es menos cierto que el primer "Nosferatu" - realizado en 1922, en el apogeo del cine mudo- marcó un hito sin igual en el marco del expresionismo alemán y en una larga lista de vampiros literarios y cinematográficos.
Como sucede con otros acontecimientos -se me ocurre especialmente el descubrimiento de la tumba de Tutankamón por Howard Carter, el mismo año que el del estreno de la película, lo cual parece más que casual -, esta obra de arte está rodeada de episodios trágicos que algunos exagerados vinculan a una "maldición" de los no muertos. El último de estos hechos acaba de suceder: el cráneo de Friedrich Wilhelm Murnau fue robado de su tumba en el cementerio de Stahnsdorf, en las afueras de Berlín. La policía alemana no descarta prácticas ocultistas, ya que los ladrones dejaron marcas de velas consumidas y misteriosas manchas, aunque quedaron intactos los ataúdes del director y de su hermano.
Pero más allá de esta extraña actividad, hay que recordar que el protagonista de "Nosferatu", el curioso Friedrich Gustav Max Schreck, murió de un ataque al corazón a los 57 años, pero en vida lo persiguió una leyenda que le causó grandes problemas. Efectivamente, se decía que era un vampiro verdadero y que en la escena final de la película le había mordido el cuello a la protagonista. Su vida inspiró un homenaje de Tim Burton, que en "Batman vuelve" le dio su nombre al personaje interpretado por Christopher Walken, pero sobre todo una película inquietantemente bella dirigida por Edmund.Elias Merhige titulada "La sombra del vampiro", con John Malcovich y Willem Dafoe, quien se puso en la piel de Scherck.
Se debe añadir que el cámara del film, Fritz Amo Wagner, murió trágicamente en un accidente de tránsito. Y no es menor el dato que Murnau, cuya cabeza acaba de ser robada, perdió la vida a los 42 años, cuando el auto que conducía un joven amante suyo se estrelló en Santa Mónica, Estados Unidos. Un acontecimiento clave, sin embargo, parece haber zafado de la "maldición". Cuando Murnau estrenó "Nosferatu", la viuda de Bram Stoker lo demandó por los derechos de autor del libro "Drácula", de su marido. El director perdió el juicio y la condena consistió en destruir todas las copias. Alguien salvó algunas, lo que permitió que la posteridad conociera este clásico indispensable en la historia del cine. Si el vampiro había maldecido a la película, fue lo suficientemente vanidoso como para que ésta perdurara.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
07 junio 2015
Bela Lugosi, el Drácula más atormentado del cine
Por Humberto Acciarressi
Se llamaba Bela Blasko y había nacido en octubre de 1882 en un pueblito magiar (luego Hungría) llamado Lugos, por lo cual no extraña que haya sido Lugosi el apellido que eligió para ser inmortalizado como actor. Hay que desmentir, entonces, la leyenda hollywoodense que sostiene que el artista que encarnó a Drácula había nacido en Transilvania, en la mismísima cuna del legendario Vlad Tepes (error en el que incurre la misma Wikipedia). Se sabe que el futuro Conde del cine estudió Bellas Artes en Budapest, interpretó siendo un joven obras de Shakespeare, Ibsen, Wilde y Shaw, debutó en la pantalla grande húngara con el seudónimo de Arisztid Olt; fue el seductor veneciano Giácomo Casanova; y, en lo que fue su primer contacto con la sangre, se alistó como teniente de artillería en los frentes de Serbia y Rusia en la Primera Guerra Mundial.
La biografía de Lugosi está repleta de baches. Actuó en la película alemana "El último de los mohicanos" y se embarcó a América del Norte sin saber una palabra de inglés. Hombre práctico, Bela se casó con la productora Beatrice Weeks, quien lo acercó al idioma y al mundo del espectáculo. Fue de esa forma que Lugosi debutó en el teatro norteamericano con "El hombre lobo", y, el 27 de octubre de 1927, fue Drácula en las tablas. Ese fue el comienzo de su gloria y de su tragedia. Cuando se estrenó el film de la Universal, en 1931, el actor se convirtió para siempre en el Conde de Transilvania. De nada la valieron sus otras películas, entre ellas "Los crímenes de la calle Morgue", "El zombie blanco", "La isla de las almas perdidas", "El gato negro", "El retorno de Chandú", "El monstruo humano". En 1935, la desgracia lo había convertido en un drogadicto irrecuperable, especialmente dependiente de la morfina.
En menos de cuatro años, los productores lo habían obligado a vivir como si interpretara una ficción. No podía salir de día o asistir a una velada nocturna sin su capa; habitaba un castillo que era una réplica del de los Cárpatos, con las paredes tapizadas de terciopelos negros, sirvientes sordomudos y murciélagos volando por los recintos. Por ese entonces daba reportajes dentro de un ataúd, con la realidad confundida definitivamente con la fantasía. Alguien le ofreció interpretar a Frankenstein -que finalmente hizo Boris Karloff-, pero se negó porque dijo que sus admiradores no lo reconocerían debajo de tanto maquillaje. Aunque recibía miles de cartas de todo el mundo, en 1948, sin un centavo en la capa, interpretó a un Drácula cómico en "Abbot y Costello contra los fantasmas". Fue lo último que le faltaba.
Vampirizado por su personaje, Bela fue a parar a un hospital neuropsiquiátrico. Cuando lo dejaron salir, volvió a dar reportajes dentro de un ataúd, lo que revela el éxito del tratamiento. Hacia el fin de sus días, se cruzó con quien está considerado el peor director de la historia, Ed Wood. Este era un admirador de Lugosi y le dio papeles en varias películas, entre ellas la bizarra y mítica "Plan 9 del espacio exterior", estrenada después de su muerte. La brillante película "Ed Wood" de Tim Burton, interpretada por Johnny Depp, trata sobre la relación entre director y actor. Lugosi, en ella, es encarnado por Martin Landau, quien obtuvo con ese papel el Oscar al Mejor Actor de Reparto. Contrariamente a lo que sucede con los vampiros, el artista, consumido por las drogas y la tristeza, falleció el 16 de agosto de 1956, y no por una estaca sino debido a un simple infarto. Lo enterraron con su capa y más tarde fue incinerado con ella. Ni siquiera entonces lo dejaron tranquilo al pobre Bela.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
01 junio 2015
27 mayo 2015
30 enero 2015
18 enero 2015
23 diciembre 2014
17 noviembre 2014
15 octubre 2014
Encontraron la tumba de un vampiro (¿?)
"La superstición medieval era que el difunto es más vulnerable al vampirismo en los primeros 40 días después de su muerte, cuando su alma se encuentra entre la tierra y el cielo", señalo uno de los arqueólogos. Según los investigadores, el esqueleto encontrado ahora pertenecía a un hombre de entre 35 y 40 años de edad y al que se amputó también la pierna derecha, otro remedio de la época contra el vampirismo.
15 mayo 2014
Ponen en venta el castillo de Drácula
10 septiembre 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)