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29 diciembre 2008

El sobreviviente no se libra de la guerra

Tres hermanos palestinos
de 8, 12 y 14 años,
muertos hoy en un
bombardeo israelí
(Foto de AP)
" (...) En muchas culturas africanas está extendida la creencia de que el ser humano muere definitivamente sólo cuando muere la última persona de las que lo han conocido y recordado. En otras palabras, alguien deja de existir sólo cuando abandonan este mundo todos los portadores de su memoria. Algo parecido también ocurre con la guerra. Los que han sobrevivido a una, nunca lograrán librarse de ella. La guerra persiste en ellos como una joroba en el pensamiento, como un doloroso tumor que ni siquiera el más eminente de los cirujanos es capaz de extirpar (...)"

Ryszard Kapuscinski 
(Fragmento de "La jungla polaca")

Haga patria, no mate a nadie

Por Humberto Acciarressi

En un boliche de la calle Lavalle, donde se venden remeras con leyendas de todo tipo, hace un tiempo se conseguía una con una inscripción abismal: "Haga patria. Mate a un flogger". Respuesta inducida por el fabricante de remeras, a otra que rezaba con idéntico salvajismo: "Haga patria. Mate a un emo". Con remera o sin remera, un adolescente de 16 años, en Córdoba, acaba de ser asesinado a patadas en el piso, por vestir como flogger, por ser un flogger.

Su nombre, Guillermo Cáceres, pronto será olvidado por todos, salvo por sus familiares y amigos. Una de las últimas imágenes de su fotolog (en la Argentina hay cinco millones de usuarios), lo muestra abrazado con un amigo y un río de fondo. Como muchas otras cosas, la moda flogger se originó en la Argentina. Las tribus urbanas no nacieron acá, pero cunden en nuestras ciudades con sus símbolos de pertenencia.

Ahora, el mártir fue un joven a quien una moda (lo más efímero de lo efímero) lo llevó a la muerte. Los verdugos, no menos de ocho que lo patearon hasta matarlo. En la película "Sin rastros", un cyberasesino pone a sus víctimas a expensas del público en un site. Aunque cada vez que alguien entra acelera la muerte de la persona, eso no detiene a los espectadores, que ingresan para ver el crimen en directo. A veces, la compra de una remera, como ir al sitio de un asesino, no es tan inocente como parece. Y entre una inscripción en una remera y una muerte puede haber un paso.

(Publicado en "La columna del editor" de La Razón de Buenos Aires)

19 diciembre 2008

El Indio Solari y la mística que se renueva


Por Humberto Acciarressi

Dos pelados, Luca Prodan y el Indio Solari, sintetizan la mística religiosa del rock nacional. El líder de Sumo murió antes de alcanzar la "santidad", que le llegó después de su último y pobre recital en el estadio de Los Andes. A Carlos Solari, con "Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota", le tocó ejercer el sacerdocio en vida. Y logró lo que no obtuvieron ni Charly, ni Spinetta, ni Soda, ni nadie: convertirse en el primer músico de rock que lleva su propia hinchada allí donde toca. Y siempre, desde "Gulp" hasta "Ultimo bondi a Finesterre" en tiempos redondos, con "El tesoro de los inocentes (bingo fuel)" o "Porco Rex" de solista, el Indio jugó de local.

Salvo los Stones, todas las bandas relevantes del planeta se separaron. A los Redondos también les tocó, no sin antes haber dejado una rica herencia. El Indio sigue en la brecha y este fin de semana se presenta en La Plata con Calamaro de invitado. Hace dos meses, en San Luis, la máquina latió ante 36 mil personas. En ese mismo momento, en Buenos Aires y gran parafernalia, se realizaba el Pepsi Music con grandes bandas locales e internacionales. Ninguno, ni Calamaro en el cierre, llegó a las 30 mil asistentes. El Salmón se acercó; los otros no.

Generación tras generación, cuando el Indio dice "Yo sé que no puedo darte más que un par de promesas. Tics de la revolución, implacable rocanrol y un par de sienes ardientes que son todo el tesoro", la gente le cree. Gran música, bella poesía, mucha mística. Son pocos los que resisten el hechizo.

(Publicado en "La columna del editor" de La Razón de Buenos Aires)

Piratas en el Río de la Plata


Por Humberto Acciarressi

Si algo faltaba para que la inseguridad llegara a límites de pesadilla, era la aparición de corsarios en las aguas del Río de la Plata. Lejos del encanto marítimo de las andanzas de los piratas reales o imaginarios (con loro o sin loro, pero siempre en aguas profundas y de colores de maravilla), un par de "acuachorros" asaltaron a dos empresarios que navegaban por el Río de la Plata, a la altura del partido de Quilmes. No lo hicieron con una nave a vela y la inconfundible bandera pirata de la calavera con las tibias cruzadas, sino en una moderna moto de agua, bastante efectiva a los fines propuestos. Tuvieron, eso así, una gentileza digna de los viejos corsarios: antes de tirar al agua a los asaltados, los munieron de sendos chalecos salvavidas. El metro cincuenta de profundidad a 350 metros de la costa no lo hubiera requerido, pero una atención es una atención.

Lo que queda claro es que el Mapa de la Inseguridad de Francisco de Narváez resulta insuficiente, a menos que incorpore en el mismo el área comprendida por la plataforma submarina argentina. Los robos ya no tienen escenarios excluyentes, incluso si se considera que los "hombres-araña" trepan paredes. El aire está en duda, pero se desconoce la última palabra en la materia. En lo que hace a los piratas, siempre quedaría la posibilidad de recurrir a Aquaman, aquel superhéroe de la D.C. Comics creado por Paul Norris y Mort Weisinger. Aunque claro: el problema es que no existe.

(Publicado en "La columna del editor" en La Razón de Buenos Aires)

17 diciembre 2008

Relaciones amorosas y cine de comedia

Por Humberto Acciarressi 

Un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad Heriot-Watt de Edimburgo, dice que las comedias románticas "made in Hollywood" pueden aniquilar un amor. ¿El motivo? Generan expectativas muy altas y una falsa sensación de "relación perfecta". Y además critican a los directores. Insólitamente, la ciencia se aferra a aquella afirmación de Oscar Wilde referida a que "la realidad imita al arte".

Sin embargo, echarle la culpa de los fracasos de una pareja al cine es como afirmar que los chanchos vuelan porque un loco tiró un porcino en paracaidas y éste sobrevivió. No es serio. El arte no mata lo que no está condenado a morir. La comedia romántica ha devenido en romances de la vida real, pero si no fuera así, tampoco importaría. Salvo que uno sea el personaje de Kathy Bates en "Misery".

Hace años, la feminista Marilyn Friedmam realizó una denuncia. Rhett Butler, el capitán sureño encarnado por Clark Gable en "Lo que el viento se llevó", violó a Scarlett O'Hara (Vivian Leigh) en la escena cumbre del romanticismo del cine. Pero las relaciones sado-masoquistas no cundieron entre los millones de espectadores. El autor de estas líneas no conoce a nadie que se haya separado porque su pareja no sea Brad Pitt o Angelina Jolie. Sí porque "La guerra de los Roses", del gran comediante Danny DeVito, tiene mucho de la vida real. Para concluir: los científicos deberían mirar más comedias. En los últimos años, casi sólo tratan de relaciones imperfectas. 

(Publicado en la "Columna del Editor" de La Razón de Buenos Aires)

16 diciembre 2008

Cuando el niño era niño...


"Cuando el niño era niño andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente, y que este charco fuera el mar.
Cuando el niño era niño no sabía que era niño,
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una.
Cuando el niño era niño no tenía opinión sobre nada,
no tenía ninguna costumbre,
se sentaba en cuclillas,
tenía un remolino en el cabello,
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.
Cuando el niño era niño era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué yo soy yo y por qué no tú?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allí?
¿Cuando empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Acaso la vida bajo el sol no es sólo un sueño?
Lo que veo y oigo y huelo,
¿no es sólo la apariencia de un mundo ante el mundo?
¿Existe de verdad el mal y gente que realmente son malos?
¿Cómo puede ser que yo, el que soy,
no fuera antes de devenir,
y que un día yo, el que yo soy,
no seré más ese que soy?.
Cuando el niño era niño le costaba tragar las espinacas,
los chicharos, el arroz con leche y la coliflor al vapor,
y ahora come todo, no solo por necesidad.
Cuando el niño era niño alguna vez despertó en una cama extraña,
y ahora, lo hace seguido.
Muchas personas le parecían bellas,
y ahora, solo en ocasiones de suerte.
Se imaginaba claramente un paraíso,
y ahora, cuando mucho, lo adivina.
No podía pensar una nada,
y hoy, se estremece ante ella.
Cuando el niño era niño jugaba entusiasmado,
y ahora se concentra como antes
solo cuando se trata de su trabajo.
Cuando el niño era niño las manzanas y el pan le bastaban de alimento,
y todavía es así.
Cuando el niño era niño las moran le caían en la mano, como sólo caen las moras,
y aún es asi todavía;
las nueces frescas le ponían áspera la lengua,
y ahora todavía;
encima de cada montaña tenía el anhelo de una montaña más alta,
y en cada ciudad el anhelo de una ciudad aún más grande
y siempre es así todavía.
En la copa del árbol tiraba de las cerezas
con igual deleite como hoy todavía;
se asustaba de los extraños
como todavía se asusta;
esperaba las primeras nieves
y todavía las espera.
Cuando el niño era niño
lanzó un palo como una lanza contra el árbol
Y hoy vibra ahí todavía"

Peter Handke 
(Fragmento del guión de la película de Wim Wenders "Der Himmel über Berlin", o "Cielo sobre Berlín", inexplicablemente conocida entre nosotros como "Las alas del deseo". En este mismo blog, en una oportunidad, publicamos una parte)

Fotos de John y Yoko que no se conocían

John Lennon y Yoko Ono realizaron, desde su cama en un hotel de Amsterdam en marzo de 1969, uno de los más famosos pedidos por la paz. El mismo fue retratado por el fotógrafo holandés Nico Koster, quien sólo publicó algunas de las 150 tomas. Acá subimos una de ellas.

12 diciembre 2008

Reivindicación necesaria del dato inútil

Por Humberto Acciarressi
 
Primero lo primero. Físicos de la Universidad Técnica de Clausthal, alemanes ellos, consiguieron medir la velocidad con que es despedido el corcho de una botella de champán que ha sido agitada.

La cifra es casi escandalosa: 40 kilómetros por hora. Pero los científicos van más allá: aseguran que la fuerte velocidad no da tiempo a ponerse a resguardo. O dicho en buen criollo, quien se encuentre a tiro no tendrá tiempo de agacharse y evitar el corchazo.

Lo que no aclaran los cables es el tiempo que les insumió llegar a tan trascendente revelación, ni cuántas botellas destaparon antes, ni siquiera si el dato cayó de casualidad, como la manzana de Newton, o en medio de una borrachera colectiva. Hay algo, sin embargo, que no admite dudas: la humanidad podría prescindir de ese dato sin riesgo de extinción.

A pesar de esto no deberíamos prejuzgar esas revelaciones de la ciencia. En este tren, esta columna informa que el ojo del avestruz es más grande que su cerebro; un estornudo viaja por la boca a 965 km horarios; una persona muere más rápido por no dormir que por no comer; y las hormigas no duermen. Y para que su paso por acá no haya sido inútil, sepan que en el mundo hay más pollos que personas y que el rey de corazones es el único rey sin bigotes. Pero nunca olviden que si uno grita constantemente durante 8 años, 7 meses y 6 días, produce la energía sonora para calentar una taza de café. Aunque usted no lo crea.

(Publicado en la "Columna del Editor" de La Razón de Buenos Aires)