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20 mayo 2007

Mi verso es un ciervo herido


"(...) Si ves un monte de espumas,
Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte, y es
Un abanico de plumas.
Mi verso es como un puñal
Que por el puño echa flor.
Mi verso es un surtidor
Que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
Y de un carmín encendido:
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.
(...)
Verso, nos hablan de un Dios
A donde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos"

José Martí
("Versos sencillos")

El 19 de mayo de 1895, el poeta, ensayista y patriota cubano cayó muerto por una bala en el combate de Dos Ríos, uno de los encuentros bélicos librados por la isla caribeña en su lucha por la independencia del poder español.

19 mayo 2007

Grandes retratos de Félix Nadar

CHARLES BAUDELAIRE ( circa 1860)
VICTOR HUGO (sin fecha)

El martes 12 de junio se inaugura en el Centro Cultural Borges, la exposición "Los Grandes Retratos de Nadar". La muestra, organizada por el Museo Jeu de Paume con la colaboración de la delegación de Artes Plásticas y la Dirección de Arquitectura y Patrimonio de Francia, está auspiciada por la Embajada de Francia.

No está demás recordar que Félix Nadar, cuyo verdadero nombre era Gaspard Félix Tournachon (Lyon 1820-Paris 1910), fue uno de los más grandes fotógrafos de todas las épocas. Los retratos que se exhiben en esta oportunidad en el Centro Cultural Borges son un testimonio de gran relevancia sobre aquellos personajes que fueron la gloria intelectual, literaria y artística de la Francia del Segundo Imperio, bajo el reinado de Napoleón III. Por su estudio pasaron personajes como Charles Baudelaire, Alexandre Dumas, George Sand, Jules Verne, Edgar Manet y Eugene Delacroix, entre otros. En esta muestra que llega a Buenos Aires se exhiben 60 de estos retratos.

La distancia entre Panamá y México DF


Por Humberto Acciarressi

Podría ocurrir que alguien, en algún momento, me hiciera una pregunta sorpresiva y en apariencia insólita. Veamos.

Si alguien me preguntara que distancia existe entre, por ejemplo, una ciudad de Panamá y otra de México, lo primero que se me ocurriría sería remitir su inquietud a un mapa, a menos -claro- que hubiera un cartógrafo en las cercanías. Admitamos, sin embargo, que tal prodigio no suele ocurrir todos los días. Frente a esto, más banalmente, le recomendaría a esa persona escribir en el buscador del Google algo así como: "La distancia entre Panamá y el DF de México es...". Y, obviamente, sugeriría esperar la cifra reveladora. Resignado a ofrecer como solución un dato exacto aunque huérfano de poesía, seguramente me quedaría rumiando mi descontento.

Más tarde, ya sin esa persona presente y con su inquietud satisfecha, tal vez se me ocurriría que la respuesta justa estaba al alcance de mi intelecto y no había sido pronunciada. Y que el diálogo debería haber sido más o menos así:

Pregunta: "¿Qué distancia existirá (por ejemplo) entre Panamá y el Distrito Federal de México?"

Respuesta:"Exactamente aquella que uno esté dispuesto a recorrer para encontrar lo que busca. Ni un metro más, pero tampoco un metro menos".

Debe ser porque sospecho que cuando el sistema métrico se mezcla con otras cosas, por ejemplo los sentimientos y las emociones, no hay márgenes para los errores. Aunque todo esto permanezca en el plano de lo teórico, dado que el buscador de Google parece ofrecer - en los tiempos que corren - mejores respuestas para todo tipo de preguntas. Mal que nos pese a algunos de nosotros, la distancia entre Panamá y el DF mexicano es de 2419 kilómetros.

Y el resto, como decía Gustave Flaubert, es literatura. Por suerte.

No les perdono que no sepan volar

" No me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso si! - y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡ pierden el tiempo las que pretenden seducirme! (...)"
Oliverio Girondo 
(Fragmento de I, de "Espantapájaros")

10 mayo 2007

33° Feria del Libro de Buenos Aires 2007


DATOS PARA TENER EN CUENTA

1.212.000 visitantes tuvo la muestra en el predio de Palermo

200.000 asistentes tuvieron los 1.300 actos culturales que se desarrollaron en las distintas salas de los numerosos pabellones

50% subieron las ventas con respecto al año pasado, de acuerdo a lo que admiten los 1.500 expositores que cubrieron los 45.000 metros cuadrados de este año

35.000 personas visitaron la exposición durante la Noche de la Ciudad, del sábado 28 de abril

#Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 2007

Pizarnik, vivir y escribir en peligro


Por Humberto Acciarressi

Entre su nacimiento en Buenos Aires y su suicidio en la misma ciudad en septiembre de 1972, fue la artífice de una de las poesías más conmovedoras de nuestra literatura y de una vida cargada de sinsabores, tristezas y angustias que la condujeron lentamente a su fin. La muerte por mano propia de Alejandra Pizarnik, sus largos períodos de extravagancias y depresiones,ciertos ritos que ella urdía y consumaba con entusiasmo,generaron en la posteridad una leyenda que por momentos fue más grande que su obra. Basta un ejemplo: sus libros son casi imposibles de conseguir y los estudios sobre sus poemas, si bien hay unos cuántos, no alcanzan ni a un mínimo porcentaje de lo que se ha escrito sobre escritores menores que ella. Y como si fuera poco, en esta exposición del libro que que concluye en Buenos Aires, sus escritos no estuvieron en ningún stand, y apenas en el local de Corregidor podía encontrarse “La disolución en la obra de Alejandra Pizarnik ” de Ana María Rodriguez Francia. Caso curioso e injusto, tratándose de una de las más grandes poetas que ha dado este continente.

Alejandra Pizarnik nació el 29 de abril de 1936. Los datos enciclopédicos precisan que estudió Filosofía y Letras en la UBA, pintura con Juan Batlle Planas, y que entre 1960 y 1964 vivió en la casi obligada Paris, con su tiempo matizado con cursadas en la Sorbona. Sus colaboraciones con algunas editoriales francesas, sus traducciones de autores como Michaux y Artaud, y la escritura entonces subrepticia de sus poemas, también deberían formar parte de un detalle sobre lo que fue su vida,una de las más enigmáticas de las letras locales. En 1964, la propia Alejandra definió su obra como "una escritura densa y llena de peligros a causa de su diafanidad excesiva".

Pero,¿quién es en realidad quien escribe esas líneas? Una mujer desesperada que busca refugio en la palabra,la forjadora de su propio mito, la joven que cautivaba con su conversación, la afiebrada que escribe sin parar casi veinte horas diarias, o la suma de cada una de estas piezas de un rompecabezas que nunca terminó de armarse, César Aira la distingue como el último lujo de la literatura argentina. Sin embargo, y tal vez no haya contrasentido, la define como una niña eterna, torturada por el insomnio y el miedo a la locura. Alejandra Pizarnik escribió en todas partes, pero publicó seis libros en nuestro país: "La última inocencia" de 1956, "Las aventuras perdidas" de 1958, "Arbol de Diana" de 1962, "Los trabajos y las noches" de 1965, "Extracción de la piedra de la locura" de 1968 y "El infierno musical" de 1971.

Póstumanente salieron "Textos de sombra y últimos poemas", con artículos de revistas y poemas inéditos. Deben agregarse,naturalmente,"La condesa sangrienta", un texto poético narrativo sobre Erzsébet Báthory, mujer demente y personaje criminal, sobre quien Valentine Penrose había publicado poco antes un libro con el mismo título. El 25 de septiembre de 1972, Alejandra Pizarnik aceleró el trámite de su muerte con una sobredosis intencional de seconal. Un tiempo antes había escrito "Mi persona está herida. Mi primera persona del singular". La herida, cuando fue en busca de la disolución final, ya era irreversible. Los años alimentaron su leyenda, pero por suerte no alcanzaron a diluir su obra. Aunque conseguir sus libros siga siendo tan injustamente difícil...

(Publicado en el Diario Oficial de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires)

03 mayo 2007

Hace 70 años Guernica, el crimen y el arte


A las 16 horas del 26 de abril de 1937, hace setenta años, aviones alemanes e italianos que ayudaban a los fascistas de Francisco Franco en la Guerra Civil Española, bombardearon la aldea vasca de Guernica durante tres horas hasta dejarla totalmente devastada. El primero de mayo, Pablo Picasso, inspirado por el crimen, comenzó a pintar uno de sus cuadros más dramáticos: el que lleva el nombre de la ciudad aniquilada.

Pequeñas muertes, según Mario Benedetti


Los sueños son pequeñas muertes
tramoyas anticipos simulacros de muerte
el despertar en cambio nos parece
una resurrección y por las dudas
olvidamos cuanto antes lo soñado
a pesar de sus fuegos sus cavernas
sus orgasmos sus glorias sus espantos
los sueños son pequeñas muertes
por eso cuando llega el despertar
y de inmediato el sueño se hace olvido
tal vez quiera decir que lo que ansiamos
es olvidar la muerte
apenas eso.

Mario Benedetti

02 mayo 2007

Maggie, el robot lazarillo


A Maggie se lo conoce, gracias a los titulares de la prensa, como el "robot para ciegos", el "robot capaz de sentir cosquillas", "el robot amable", "el robot lazarillo" y hasta el "humanoide". Tiene unos enormes ojos negros que parpadean con frecuencia, mide aproximadamente un metro cuarenta, levanta los brazos, gira, rueda, reconoce gestos y voces humanas, y lee noticias. Se trata de uno de los varios proyectos de robótica que se desarrollan en España y uno de sus creadores dijo: "Lo que buscamos es que Maggie se perciba como un ser vivo, que se vea como algo que tiene sus propias emociones, que el usuario, en el caso de que sea un niño, piense que es un ser vivo". Ah, como además puede conectarse a Internet, no se sorprendan si pronto tiene un blog.

Marguerite Duras, la pasión exuberante

Por Humberto Acciarressi

"En un lugar de la Mancha", "Hoy ha muerto mamá, quizás ayer" "Esa mañana, Gregorio Samsa", son algunos de los arranques literarios más famosos. El listado es vasto y suele depender de los gustos. Existe uno que también puede integrar un diccionario de comienzos famosos. Dice así: "Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo: la conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud. Su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el de ahora, devastado". Así comienza "El amante", una de las obras más famosas de Marguerite Duras -hacedora de una vastísima narrativa, directora de una decena de películas, etc-, que le valió el premio Goncourt 1984, una tirada de tres millones de ejemplares, la traducción a cincuenta idiomas y un film mediocre de Jean-Jacques Annaud.

La vida y la obra de Marguerite Duras están atravesadas por la pasión. De la primera, puede decirse que nació en Indochina, cerca de Saigón, poco antes del inicio de la guerra del 14. Fue polémica y jamás eludió la responsabilidad de hacerse cargo de sus ideas. Participó de la Resistencia francesa, se desgañitó contra la intervención francesa en Argelia, se afilió y desafilió al PC y levantó barricadas durante el Mayo francés. El alcoholismo le dio pocas treguas. Cuando le llegó la muerte en 1996, acababa un romance con un joven que le inspiró libros e hizo menos doloroso el cáncer que la mató. Escribir, para ella, era más importante que comer.

De su obra pueden destacarse "Un dique contra el Pacífico", "Los caballitos de Tarquinia", "Moderato Cantabile", "El mal de la muerte", "La vida tranquila". Según dice la leyenda, su primer libro, "La impudicia", apareció porque amenazó con suicidarse si no era editado. Cuando publicó el último - "Eso es todo"-, tenía en su haber casi cincuenta obras y el existencialismo inicial había derivado al nouveau roman. Mientras tanto, en intensos entreactos, tuvo lugar una historia de pasión exuberante y una literatura espléndida que el tiempo sostiene. Lo que no es poco decir de un siglo tan prolífico.

(Publicado en Tiempo de Arte)