31 julio 2015

"Crisis", Federico Vogelius y el gran aporte a nuestra cultura


Por Humberto Acciarressi

Si me preguntaran por dos revistas literarias que marcaron el siglo XX argentino, no dudaría ni un segundo: "Sur" de Victoria Ocampo y "Crisis" de Federico Vogelius. Como resulta obvio, en un país de literatos ilustres y hasta artistas plásticos o músicos con vocación a la escritura, podrían añadirse a estas dos, no menos de un centenar más. Entre ellas "Martín Fierro", "Contorno", "El escarabajo de oro", "Mutantia" y varios etcéteras que podrían integrar un listado con aspiraciones a multitud. Pero -por lo menos para mí- las que más influyeron en todo sentido fueron las mencionadas. De ambas, por suerte, se ha escrito bastante (algo hice al respecto en varias oportunidades), y todavía queda material en el tintero.

"Crisis" apareció en mayo de 1973, cuando se salía de la noche de la autodenominada Revolución Argentina, aquella dictadura que inició Onganía, prosiguió Levingston y culminó Lanusse, y dejó de aparecer en mayo de 1976, cuando recién comenzaba otra noche de sangre y muerte de la mano de los generales genocidas que el gobierno de Raúl Alfonsín sentó en el banquillo en 1984. Aquella revista fantástica que combinaba la calidad estética con el contenido plural y multifacético, duró cuarenta números, imposibles de antologar por la calidad pareja y por las firmas que tenía. Un año antes de su aparición, el coleccionista de arte y mecenas de escritores, Federico Vogelius, vendió uno de sus cuadros de Marc Chagall para financiarla. Ernesto Sábato propuso el nombre al grupo inicial en el que había intelectuales como Ricardo Molinari, Jorge Romero Brest, Roger Pla, Abel Posse, por mencionar algunos. Así apareció en los kioscos. Estaba dirigida por Eduardo Galeano y Julia Fontenla (que abandonó en 1975) era la secretaria de redacción.

Para que el lector joven tenga una idea, baste señalar un par de datos: en pocos meses se incorporaron a la redacción Juan Gelman, Aníbal Ford, Julio Cortázar, Santiago Kovadloff (que traducía poemas y textos del portugués), Jorge Luis Borges, Rogelio García Lupo (director de las Ediciones Crisis), Alfonso Alcalde, Mario Benedetti, Eduardo Romano, Haroldo Conti, Jorge Lafforgue, Jorge B. Rivera, Héctor Tizón, el "Negro" Fontanarrosa. Todos motorizando la publicación de material inédito de autores consagrados en el mundo, pero también de escritores noveles como Jorge Asís, Ricardo Piglia, Elvio Gandolfo, Liliana Hecker, Santiago Kovadloff, y muchos etcéteras. Y esta es, apenas, una suscinta lista de nombres. Quienes no vivieron esa época pueden imaginarse lo que era aquella redacción -con gente fija y colaboradores- y el contenido de la revista, uno de los capítulos intelectuales más entrañables de nuestra historia.

Para marzo de 1976, varios de esos intelectuales se tuvieron que ir del país, otros fueron secuestrados y desaparecidos, y su director "Fico" Vogelius fue encarcelado y permaneció en una celda de la dictadura durante cuatro años. "Crisis" había sido incautada por los militares, mientras varios premios Nobel -entre ellos Heinrich Boll- pedían por la libertad de su director. En sus memorias, Vogelius se reía al recordar que los marinos -que jamás habían leído la revista- lo acusaban de maoista-trotskista. Se ha escrito que nunca pudo hacerles entender que semejante síntesis jamás pudo ser lograda por nadie.

Con la vuelta a la democracia de la mano del radicalismo, "Crisis" preparó su retorno a la calle, respetando la numeración anterior, es decir el número 41. Casi el mismo día de la salida, Vogelius murió de cáncer en Londres, el 11 de abril de 1986. Ni esa segunda época ni una tercera en manos de sus herederos tuvo suerte. Varios años màs tarde, se produjo la segunda muerte del creador de "Crisis", cuando sus beneficiarios (legalmente hablando) remataron sus colecciones y biblioteca, casi únicas en Latinoamérica. Triste final para los bienes culturales de quien Borges había escrito: "Vogelius profesa el amor del libro, esa bella y curiosa forma que los hombres han agregado a las otras del universo".

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)