22 agosto 2014

No tan elemental, querido Watson


Por Humberto Acciarressi

Los estudiosos de las aventuras de Sherlock Holmes coinciden en señalar que, en ninguna página de Arthur Conan Doyle, el célebre detective pronuncia una de las frases más famosas de la historia: "Elemental, Watson". Precisamente, en esta época de furiosa sherlockmanía -ya nos hemos referido en esta columna al odio pertinaz que el autor sentía por su criatura- se sigue atribuyendo al habitante de Baker 221-B, Londres, aquel dicho demasiado famoso para no ser verdadero. Incluso una de las series que siguen vigentes es "Elementary". Hay, eso sí, un sólo momento de la obra del también espiritista nacido en Escocia que puede vincularse al "Elemental....".

En un pasaje de la saga, Holmes visita a su ayudante, ya casado y con las ocupaciones derivadas del matrimonio, a quien no ve desde mucho tiempo atrás. Por la ceniza en la chaqueta de Watson, Sherlock deduce que su amigo aún fuma el mismo tabaco. Además, mirando sus zapatos, advierte que el escudero se encuentra muy ocupado. El calzado tiene el polvo suficiente para quien ha estado fuera de casa, pero no tanto para quien ha ido caminando. Luego -deduce Holmes-, su amigo ha tomado un taxi, cosa que hace cuando está muy ocupado.

Es precisamente en ese momento cuando, admirado por la deducción de su jefe, el ayudante manifiesta: "Excelente". Y el detective responde: "Elemental". Así, a secas, sin el "Watson". No hay ninguna otra línea en la obra de Conan Doyle en la que se repita una fórmula tan parecida. La más curiosa, en todo caso, es cuando en "El sabueso de los Baskerville", el detective le dice a su compañero: "Lo que dice es interesante, aunque elemental". Es justo, sin embargo, añadir que el origen de tal confusión puede venir de un escrito de Adrian Conan Doyle, hijo del escritor célebre, que escribió junto a su amigo John Dickson Carr el libro titulado "Las hazañas de Sherlock Holmes". En uno de los relatos, "El caso de la viuda roja", se encuentra la siguiente frase: "Elemental, querido Watson". Pero, insistimos, no se encuentra en la obra de Conan Doyle padre.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)