10 marzo 2014

Tarantini, un homenaje argentino a Cole Porter


Por Humberto Acciarressi

El disco "Tributo a Cole Porter", el tercero como solista del cantante, saxofonista, baterista y pianista Alberto Tarantini con la orquesta de Juan Carlos Cirigliano, así como sus presentaciones en La Botica del Angel el 20 y 27 de este mes y el 3, 10 y 24 de abril, reactualiza en nuestro país la figura y la obra del más popular de los compositores integrales de la cultura musical estadounidense. Nacido en 1891 en una localidad llamada Perú, en el estado de Indiana, Estados Unidos, falleció en 1964, con lo cual este año se cumple el cincuentenario de su muerte. Por esta razón se organizan conciertos y homenajes en todo el mundo a quien fue autor de más de mil canciones, una más famosa que la otra, al punto que en las primeras décadas del siglo XX era raro que una comedia musical no tuviera música suya.

El disco de Tarantini contiene 18 temas y resulta inimaginable la sola idea de ponerse a elegir entre tal inmensidad de canciones. Cualquier nómina, en todo caso, debe ser inevitablemente buena, especialmente si se conserva el espíritu del hombre que alegró la vida de millones y que sin embargo transitó la suya propia de drama en drama, aunque casi nadie se enterara. Efectivamente, Cole Porter fue el alma de las fiestas más locas del Paris de entreguerras, se casó para ocultar su homosexualidad, se volvió multimillonario con sus temas pegadizos con letras llenas de malicia, vivió como un gran triunfador, pero la realidad es que terminó sus días solo y alcoholizado. En rigor, el enorme talento que tenía para la música también lo tuvo para sobrevivir en un ambiente que, con otra personalidad, le hubiera resultado insoportablemente hostil.

Porter vivía en un mundo imaginado por él mismo a su medida. Fue, para muchos, uno de los más grandes hedonistas del siglo XX, y contaba con una imaginación portentosa que excedía lo musical. Se inventó una participación en la Legión Extranjera y se compraba trajes militares con los que fingía vaya a saber qué. Se casó con Linda Lee -ya dijimos que para disimular- y se dedicaron a viajar por todo el mundo con una multitud de mayordomos y valijas llenas de dinero. Porter, frente a las críticas, sostenía que “mucha gente dice que el dinero puede destrozarte la vida. Para mí la hace sencillamente maravillosa”.

Un tremendo accidente al caer de un caballo -su esposa evitó que le amputaran las piernas- hicieron que padeciera sus casi últimos treinta años de vida con treinta operaciones, semiparalítico y dolores tremendos. Una década antes de morir no se salvó de que le cortaran una de las piernas. Porter no se quejaba. "Un caballero no debe deprimir a sus amigos con sus desgracias", decía. Sin embargo cayó varias veces en tremendas depresiones y fue una de las primeras personas en el mundo en "probar" el electroshock. Su mujer, separada de hecho, a veces vivía en otra ciudad y hasta en otro continente. Gracias a la plata amasada, la pileta de natación de Porter en una de sus mansiones estaba llena de "jóvenes escultóricos", en palabras de un amigo suyo. "Espero que tu vida y tu piscina estén llenas. Sé de buena tinta que es así", le escribía, cómplice, George Cukor.

"Dream Dancing", "So in Love", "Night and Day", "From this moment on", "Do I Love you?", "Ev´ry tieme we say goodbye", "All oof you", "Anything goes", son apenas un puñadito de sus celebrados temas y algunos de los que aborda Tarantini en "Tributo a Cole Porter". Algunos de ellos fueron escritos por un hombre que sufría atrozmente. Su vida fue llevada al cine más de una vez, pero magistralmente por Irving Winkler en "De lovely", con Kevin Kline como Porter y la bellísima Ashley Judd como Linda. Woody Allen lo homenajeó en "Días de radio" y en "Hannah y sus hermanas". Tom Waits, Annie Lennox, Erasure, Sinead O’Connor, Iggy Pop, Lisa Stanfield, David Byrne y Bono fueron algunos de quienes interpretaron temas suyos en "Red hot + blue: a tribute to Cole Porter", un disco cuyos beneficios se destinaron a la lucha contra el Sida en 1990. Entre nosotros, un buen homenaje es escuchar este muy buen CD de Tarantini.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)