15 marzo 2013

Sorprende al mundo la humildad del Papa Francisco


En su primer día como Papa, Francisco sorprendió con sus actitudes de sencillez y humildad, bien conocidas en la Argentina, donde siempre viajó en subte o colectivo. Ya a primera hora de la mañana, cuando se disponía a visitar la Basílica Santa María Maggiore para invocar la protección de la Virgen a su pontificado, fue detenido por sus colaboradores para que se probara las vestimentas papales. "La ropa puede esperar, la Virgen no", contestó. Previamente había parado en un hotel de Roma para recoger sus maletas y pagó la factura del mismo de su propio bolsillo, mientras quienes lo rodeaban se miraban sin entender nada.

Otra de las sorpresas dadas por el argentino fue que al encontrarse con el lujoso auto papal, le preguntó a su chofer estupefacto: "¿No podemos ir en algo más sencillo?". Y enseguida lo abrazó para tranquilizarlo. Cuando el trabajador le mostró una modesta camioneta, Francisco I dijo: "Esa me gusta más". Se subieron y se encaminaron a la basílica romana. El día anterior, cuando los cardenales abandonaron la Capilla Sixtina tras su elección y se encaminaron a los minibuses, al nuevo Papa le señalaron un coche, pero se negó a usarlo y prefirió ir con los purpurados. Incluso les hizo un chiste bien argentino: "Qué Dios los perdone por lo que han  hecho", les dijo en referencia a la elección. Para los que siguen todo al detalle, no pasó desapercibido que al salir al balcón, luego del Habemus Papam, Francisco no llevaba la cruz de oro en el pecho, ni la capa, ni los famosos zapatos rojos.