22 marzo 2013

Jimi Hendrix aún "produce" calidad


Por Humberto Acciarressi

Jimi Hendrix, integrante del club de los muertos a los 27 años, alcanzó a grabar lo suficiente como para convertirse en un mito, mucho más alla de su intervención genial ante un Woodstock casi vacío en un escenario lateral. Como violero, este oriundo de Seattle que trascendió las fronteras gracias al buen ojo y oído de Paul McCartney (zurdo como él) fue un revolucionario en el sentido más amplio del término. Hendrix, además, extendió los límites del rock y del blues. O mejor dicho los metió dentro de una cinta de Moebius inaccesible para otros.

Considerado como el mejor guitarrista de todos los tiempos por la Rolling Stone, ahora apareció un nuevo disco postmortem (ahogado en su propio vómito el 18 de septiembre de 1970). Se trata de "People, Hell and Angels", coordinado por el histórico ingeniero de grabación de Jimi, Eddie Kramer, en estrecha colaboración con Janie, hermanastra del músico y curadora de su obra.

Del disco pueden decirse varias cosas, todas válidas, especialmente para un trabajo póstumo. A veces salen bien; a veces mal. En ocasiones son para especialistas e historiadores; en otras para simples gustadores de música. Hay algo que, sin embargo, nadie puede negar: la guitarra de Hendrix suena como lo que era: única. Y su voz, como en los mejores tiempos de Experience. Otra de las cosas que permite este buen álbum -al lado de mucho de lo que se edita actualmente es un "gran" álbum- es escuchar algunas canciones en su período de gestación, además del fanatismo casi enfermizo que Hendrix tenía por un buen trabajo de estudio. Insisto: podrían marcarse algunas cosas, pero la importancia de "People, Hell and Angels" está más alla de otros comentarios. El material inédito de los genios siempre debe ser bienvenido.

(Publicado en el suplemento de música ¿Te Suena?, de La Razón, de Buenos Aires)