25 octubre 2012

Para ser el muñeco Ken, se operó 90 veces


Por Humberto Acciarressi

Se llama Justin Jedlica, tiene 32 años y es un tarado de esos que justifican preguntarse si la vida humana sobre la Tierra tiene algún sentido. Este humanoide vive en Nueva York y desde hace un tiempo ya tenía un objetivo en la vida: ser igual al muñeco Ken, el novio de Barbie. Este descerebrado con las neuronas de un hámster ya lleva gastados más de cien mil dólares en 90 operaciones de cirugía estética.

Para que tengas una somera idea -completa imposible, ya que tendrías que estar en la mente de este unicelular-, Justin se operó el pecho, los bíceps y tríceps, el abdomen, las nalgas, los labios y la nariz. Todo en los últimos tiempos y naturalmente faltan más operaciones. El "Ken humano", como para dar una idea de su demencia, ya anunció que seguirá operándose para parecerse lo mejor posible al juguete.

Ninguno de sus amigos ni de su familia -si tiene a alguien que aunque sea le tenga simpatía- le ha dicho que lo que está haciendo amerita la urgente consulta con un psiquiatra, así sea de muñecos. Sólo los médicos, antes de cada operación, le advierten que tanta silicona le puede pasar factura a su salud. Nada le importa al orate. "Es un precio bajo a pagar a cambio de ser perfecto", dice para completar el diagnóstico.

Justin asegura que no hace ejercicios físicos porque los gimnasios no son lugares glamorosos ¿Te das cuenta? Y uno a veces paga un psicólogo porque no le gusta el chocolate o porque conoció a una chica que no le pasa bolilla. Quiero creer que el caso de este Ken de pacotilla será objeto de estudio de alguien. Por lo pronto, ya tendría que haber donado su cuerpo al museo de cera de Madame Tussauds. Aunque yo le propondría una linda eternidad en el Museo de Ciencias Naturales de Buenos Aires, al lado de los bichos prehistóricos y las amebas pegadas en las rocas. Sería injusto olvidar a Dakota Rose, más conocida como Kota Koti, o a la ucraniana Valeria Lukyanova, o a Anastasiya Shpagina, que dejaron parte de su psiquis para parecerse a Barbie o a un personaje de animé. Todos unos tarados.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)

DAKOTA ROSE
VALERIA LUKYANOVA
ANASTASIYA SHPAGINA