12 julio 2012

Un inglés alquila su taxi como hotel

Por  Humberto Acciarressi

Con los turistas inundando las calles de Londres por los Juegos Olímpicos que se vienen, no es fácil conseguir alojamiento en la capital inglesa. Pero en medio de tanto lento suelto, apareció un tipo que marca 1.30" la milla y deja atrás a la liebre más veloz a campo traviesa. El muchacho se llama David Weekes y es taxista full-time, pero no quiere dejar pasar la oportunidad. Y por eso transformó su taxi en un hotel de 77 dólares la noche. Un vivo del año cero.

Dispuesto a que los clientes no le presenten ninguna queja, el morocho le puso un colchón ultraesponjoso a su asiento trasero, con unas mantas -con dibujos alusivos a los Juegos- por sí aparece algún friolento en el comienzo del verano inglés. Convencido de que para hacerlo -como decía Alberto Olmedo- "hay que hacerlo bien", David metió en el auto un frigobar, despertador, radio e IPad con conexión a internet, entre otros beneficios. Y como si esto fuera poco, un juego de camping para que el huésped pueda sentarse a desayunar o cenar en la vereda de donde se encuentre el taxi.

Obviamente, el baúl del auto es para que el viandante deje sus valijas mientras pasea. Lo bueno es que, pagando unos mangos más, el chofer te lleva a recorrer los lugares que vos quieras. Y a la noche deja el auto donde le digas, siempre que haya libre estacionamiento. Hay que aclarar que si no contratás un tour, tenés que dejar "la pieza" durante el día, ya que el auto vuelve a transformarse en taxi.

Hay un detalle que toda guía turística debería consignar si incluye los servicios del taxista, cosa improbable. El tipo, en las variantes de alojamiento, incluye parar frente a su propia casa y, por unos pesitos extras, permitirte usar su baño. El micro-emprendedor no dejó nada librado al azar y está decidido a hacerse el verano con los turistas. Y la libertad ante todo. Si viviera en la Argentina, Moreno y Echegaray ya andarían tras sus pasos. Lo único que el inglés se ha permitido aclarar, cartel mediante, es que en su "hotel" no se puede fumar y no se permiten mascotas. Un lord, el chabón.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)





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