18 febrero 2012

La vaca me mandó un SMS


Por Humberto Acciarressi

Hace unos días, en el estado de Madhya Pradesh, India, fue aprobada una ley que aplica una pena de prisión a quien atente contra una vaca, no quedando claro si un piedrazo es lo mismo que descuartizarla para hacerla al asador. Aparentemente, la legislación anterior no era lo suficientemente "dura" y no es cuestión de abusar de la paciencia de los nobles bichos.

En el otro extremo de la cadena, en Escocia, se ha desarrollado una tecnología que permite a las vacas (Atenti: a las "vacas", no a sus dueños) enviar mensajes de texto para avisar si están enfermas, si se encuentran a punto de parir o si andan con ganas de aparearse. Esos SMS - parece de locos - van a parar a los celulares de sus dueños. No es ciencia ficción. Por lo menos así lo aseguran los investigadores.

Los propulsores de la iniciativa pretenden colocar a las vacas británicas unos collares equipados con la misma tecnología que las consolas Wii. De esa manera, dicen, los granjeros controlarán sus comportamientos poco usuales ¿Qué es el "comportamiento poco usual" de una vaca? Lo ignoro. Pero para los científicos es querer sexo con el toro y, si las cosa se dan, parir. Lo más natural del mundo, especialmente para una vaca.

Los chicos del futuro próximo, cuando las maestras del planeta les pidan la célebre "composición tema, la vaca", ya podrán salir de los lugares comunes como "nos da la leche", "está todo forrada de cuero" o frases de esa naturaleza tan poco épica. Ahora podrán decir: "Mi vaca se la pasa enviando SMS, la muy coqueta". Lo que nadie explica es para qué quieren saber si tiene ganas de sexo ¿Acaso para ir a espiarla?, ¿tal vez filmarlas y subir los videos a You Tube? La zoofilía va in crescendo.

Los expertos han aclarado algo que a los argentinos nos interesa. Las vacas de Brasil y la Argentina son demasiado numerosas como para este tipo de controles. Y está bien. Porque si algo nos falta es que los tribunales se llenen de animales presentando recursos de habeas data en defensa de sus derechos.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)