13 agosto 2011

Sex diet o como adelgazar

Por Humberto Acciarressi

Tenés varios kilos de más y el invierno es una invitación a comer más chocolate que Homero Simpson. El cuerpo necesita calorías y uno le da para que tenga. Y después, con culpa y sacrificio, te entregás a dietas que te ponen con más nervios que un bife barato. Y todo porque no conocías la forma de adelgazar disfrutando, al punto que hasta dan ganas de engordar cien kilos para poder bajarlos con esta técnica.

Me refiero a la “Sex diet”, invento llevado al libro por la norteamericana Kerry McCloskey. Esta mujer -que si es la que figura en la tapa del libro parece una actriz porno- dice que bajó diez kilos con 29 posturas mientras tenía sexo y que besarse durante una hora quema 200 calorías (lo que equivale a un alfajor chico como el que me acabo de comer). Varios especialistas argentinos no están de acuerdo, pero los voy a pasar por alto no sin antes cumplir con el “cualquier cosa consultá a tu médico”.

Nuestra amiga Kerry (uno nunca sabe en que puede terminar esta frase) tiene sin embargo algún antecedente. Richard Smith, en dos libros vinculados al sexo y a la disminución de peso, propuso oportunamente un cuadro bastante interesante. Por ejemplo, desvestir a tu pareja te quema 12 calorías, el orgasmo unas 27, con cosquillas amorosas eliminás 30, un beso apasionado y chau 60 malditas calorías. Un striptease (60), la postura del misionero (240), posiciones de pie (400), en la ducha (500), son otras variantes para adelgazar dándote los gustos de un romano en los tiempos de la decadencia del imperio.

Guarda que no es cuestión de matarte comiendo un asado, chinchulines, tres mayonesas de ave, varias porciones de matambre, tres flanes con dulce de leche y panes a discreción, guiñarle un ojo a tu chica y señalarle el dormitorio, y después sentir, semi desmayado, el ulular de la sirena de la ambulancia. Tampoco le digas a tu mujer, cuando descubra esa foto en la que estás con tres chicas en un sauna, “esta dieta me está matando”. Lo más probable es que te parta un fierro en la cabeza.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)