26 junio 2011

River, el sueño del que uno no se jubila


Por Humberto Acciarressi

Tres décadas de periodista en las secciones que quieras imaginarte, pero nunca en el área deportiva. La razón, siempre fue no poder lidiar con una de mis pocas pasiones (quien diga que tiene muchas miente) sin objetividad. Soy hincha de River y, curiosamente, la única vez que lo hice público fue en un artículo en defensa de Martín Palermo. Puedo imaginar el mundo de mil maneras, más en épocas postmodernas.

Si me dijeran que el universo es plano y que Copérnico estaba de la nuca, que Colón es un invento de Isabel La Católica, que jamás fueron derribadas las Torres Gemelas, que los Estados Unidos no son una nación imperialista, que una lluvia de meteoritos acabará con la Tierra esta noche, que el chupacabras existe, podría creerlo. Si me dijeran esas cosas y mucho más, estaría dispuesto a aceptarlo. Pero la posibilidad que River pueda jugar en la "B" es inaceptable. Queda un partido y en el futbol todo es posible, pero esto excede lo deportivo. River es un fenómeno sociológico.


Insisto, mucho más de ser el que ha ganado más campeonatos de futbol argentino, de tener al goleador de todos los tiempos -Angel Labruna-, de poseer el único Monumental que hace honor a ese nombre. En fin. Yo no sabía hablar y ya era socio de River, fui a la cancha con mis padres, recorrí con mi hermano y amigos más estadios de los que podés imaginar, sin importarme si River venía bien o mal en la tabla. Muy enfermo, antes de morir, un tío me escribió: "River no es otra cosa que una forma de vida". Juan Sasturain comienza una de sus novelas con una frase: "Uno puede jubilarse de cualquier cosa menos de sus sueños". El mío, más que cualquier otro en este momento, es que se cumpla el sueño del que no me jubilaré jamás. Así sea una pesadilla.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)