06 agosto 2009

Voy al súper a mirar...digo a comprar


Por Humberto Acciarressi

Cuarenta y tres minutos es el lapso que invierte un hombre en observar mujeres en el transcurso de un día. "Inversión": que se entienda. Apenas dos minutos menos que una sesión de terapia tradicional o medio tiempo sin alargue de un partido de fútbol. Con una compañera, calculadora en mano, tratamos de establecer el método seguido por los investigadores. No pudimos. Pero se dice que un hombre insume un año de su vida en mirar mujeres.

Dos cosas suelen despertar grandes pasiones: las importantes y las intrascendentes. Cada uno sabrá donde ubica este asunto, pero en pocos minutos a varios compañeros les pareció poco tiempo, y a otros, mucho. Cada cual sabe donde le aprieta el zapato. Sin embargo no se informa un dato clave: ¿el tiempo es acumulativo?, ¿lo que no usé ayer lo puedo utilizar mañana?

Pero lo más llamativo del estudio es que ese tiempo tan bien insumido transcurre, fundamentalmente, en los supermercados. Lo que no debería ser un contrasentido, ya que las asociaciones de consumidores aconsejan "estudiar bien la mercadería". Y además confirmaría que las mujeres menos producidas son más atractivas (tengo una teoría al respecto). Caso contrario, ¿por qué los boliches están en segundo término?

El espacio de esta columna ya concluye. El tiempo corre y no es cuestión de regalarlo así como así. En fin, ustdes comprenderán: muchas horas con la vista en la computadora. Uno necesita salir. ¡Querida!, vos descansá. Voy a Coto a hacer unas compritas. Ahh... vuelvo en 43 minutos.

(Publicado en "La columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)