04 enero 2009

El caso de Donald Trumbo y "Espartaco"


En el post anterior, la amiga Sherezade (administradora del blog Lo que queda del alma, enlazado con éste), dejó un comentario referido a las películas mencionadas alli. Y recordó, en su escrito, otras tres. Una de ellas, "Lust for Life" (traducida como "El loco del pelo rojo"), con Kirk Douglas y Anthony Quinn, en la que se cuenta la tragedia de Vincent Van Gogh en varios tramos de su relación con Gauguin. También hace referencia a "Espartaco", con el propio Douglas. Y finalmente habla de "La danza de los vampiros" (la última en la que actuó Sharon Tate antes de ser asesinada por Charles Manson), de Roman Polanski, uno de mis directores de cabecera, el más versátil de toda la historia del cine. Brevemente argumento lo señalado: es el único que hace cine francés como el mejor francés, cine inglés como el mejor inglés (entre varias "Tess", basada en el libro de Thomas Hardy, o "Macbeth"), cine norteamericano como el mejor norteamericano ("Barrio chino" y la obra maestra de terror psicológico "El inquilino", entre otras), y uno de los pocos europeos que tocó un tema latinoamericano con gran genio ("La muerte y la doncella", tomada del libro de Ariel Dorfman y el cuarteto de cuerdas de Franz Schubert). Y eso sin contar, claro, sus primeros trabajos impregnados del aire de su Polonia natal.

Pero lo que queríamos señalar es que, aunque "Espartaco" no es de las películas que me vuelven loco ni mucho menos (si Sherezade no la hubiera mencionado no la recordaría), este film de Stanley Kubrick (que comenzó dirigiendo Anthonny Mann, quien luego abandonó el proyecto) marcó el regreso público de uno de los escritores y guionistas perseguidos por el macartismo en los 50: Donald Trumbo. Fue él quien adaptó la novela de Howard Fast. Y aunque se sabe que Kubrick quiso atribuírselo, fue la insistencia de Douglas la que permitió que el nombre de uno de los integrantes de la lista negra de los Diez de Hollywood apareciera por primera vez en los créditos. No huelga anotar que Trumbo, en 1957, no había podido asistir a la entrega de los Oscar a recibir el galardón obtenido en el rubro Mejor Guión con "The brave one", que firmó con el seudónimo Robert Rich porque su nombre estaba prohibido.

Bueno, nada más por ahora. Y gracias a la amiga Sherezade, porque esta entrada no hubiera sido posible sin su comentario.